PANDA1

La literatura infantil y juvenil es uno de los parientes más pobres de la narrativa. Muchos creen que escribir para niños es fácil; al contrario, es más difícil que hacerlo para adultos por distintos motivos de edad, lenguaje, contexto y referentes, entre otros. Por eso sorprende que los autores catalanes de libro infantil y juvenil sean tan torpes cuando intentan –me temo que sin conseguirlo- defender su sustento.

Un problema muy serio

Los editores, escritores e ilustradores catalanes de literatura infantil y juvenil tienen un problema: cada vez más escuelas deciden socializar la lectura de los libros de lectura obligatoria. Hasta hoy se renovaban cada año y quien solía realizar la compra era el AMPA de cada centro. Pero algo ha cambiado: ahora ya no se renuevan los libros anualmente; se aprovechan dos, tres o cuatro años seguidos.

Esta medida de ahorro tiene el efecto no deseado –creo que ni siquiera previsto por sus impulsores- de perjudicar económicamente a autores y editores. Si en vez de renovar el libro cada año se aprovecha el título tres años seguidos, autor y editor se embolsan un tercio de lo previsto. Pocos escritores o ilustradores pueden vivir exclusivamente de escribir pero, para aquellos que complementan su sustento con el porcentaje de ventas, la socialización puede ser un descalabro considerable. Algunas editoriales pueden verse abocadas al cierre.

El problema es muy serio y debe ser afrontado. Hace ya tres años se creó en Catalunya la Plataforma per la No Reutilització del Llibre Literari a les Aules (Plataforma por la No Reutilización del Libro Literario en las Aulas) para conseguir que la Consejería de Educación de la Generalitat de Catalunya rectificara su política de reutilización de libros, inicialmente pensada para los libros de texto pero que el gobierno autonómico estaba extendiendo a la narrativa infantil y juvenil. Se consiguió posponer el problema sin atajarlo, aunque la mencionada plataforma propuso un modelo de financiación para autores y editores basado en el Public Lending Right (Derecho Público de Préstamo) con interesantes antecedentes en Reino Unido, Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Austria, Bélgica, Holanda, Canadá, Israel, Australia y Nueva Zelanda.

Un contexto bastante complejo

El problema parece muy sencillo pero tiene un contexto más complejo, del que aquí sólo mostraremos algunos aspectos relevantes. Para empezar el gran olvidado es el librero: hace años que muchas escuelas y asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA) empezaron a comprar todos los libros directamente a las editoriales, con beneficio para ambas partes tras el puenteo del 30% de margen de la librería. ¿Alguien ha oído a autores y editores salir en su defensa? Yo tampoco, y eso que el lucro cesante para el librero es del 100%. No es que venda menos, es que no vende en absoluto.

Tampoco hay que olvidar que muchos autores también son maestros de escuela –pero no al contrario, no muchos maestros son autores. Eso no significa que se prescriban a sí mismos –aunque de todo habrá-, pero sí que bajo el prosaico hoy por ti, mañana por mí, a menudo se recurre a la prescripción cruzada. No son muchos, no es ilegal, personalmente ni siquiera me parece ilícito, pero ese detalle no suele mencionarse.

Lo que tampoco es ilegal es lo que hacen las escuelas y las AMPA. Un libro es un objeto que puede ser cedido y/o vendido en cualquier momento tras su compra y dicha cesión o venta no ocasionará beneficio alguno a sus autores ni sus editores. Siempre se han cedido libros de lectura obligatoria en las escuelas; el problema que se plantea ahora no es cualitativo, es cuantitativo: ha llegado un momento en que esta práctica empieza a afectar el bolsillo de autores y editores.

Finalmente muchas editoriales, y especialmente ciertos grupos, se acostumbraron a ofertar las lecturas obligatorias junto con los paquetes de libros de texto, aprovechando el tirón prescriptor de la escuela y sus maestros. Eso aseguraba un volumen de venta anual nada despreciable, invitando a los maestros a elegir las lecturas obligatorias de un parco catálogo. El resultado era que los padres compraban las lecturas obligatorias casi como clientes cautivos.

Inteligencia en peligro de extinción

La reacción de los escritores e ilustradores al problema mencionado ha sido la creación de una plataforma llamada Autors en Perill d’Extinció (en catalán, Autores en Peligro de Extinción) a la que ya se han adherido más de cien escritores e ilustradores. El nombre invita al victimismo y no presagia nada bueno. Obviando un contexto mucho más complejo del que a ellos les gustaría, lo primero que han hecho ha sido redactar y publicar un manifiesto que incluye todos los lugares comunes y los sobreentendidos que se supone les benefician y que adolece de tres defectos sorprendentes: es muy confuso, es demasiado largo y está mal escrito, que es lo que sucede cuando quien redacta es un comité. He traducido algunos párrafos para ver cómo unas ideas tan cortas pueden ocupar tanto espacio:

Durante estos años los niños y niñas de las escuelas catalanas han tenido un contacto directo con los escritores y escritoras que nos hemos acercado a las aulas para comunicarnos directamente con ellos y responder a su curiosidad. Les hemos contado cómo se escribe un libro, cómo se crean los personajes, cómo se inventan las historias, cómo se dibujan los álbumes…

Es cierto pero las editoriales y los autores cobran por hacerlo. Las editoriales montan bolos por las escuelas por cada uno de los cuales el autor puede embolsarse entre 80 y 100€. El resultado de la socialización de las lecturas obligatorias ha sido que las editoriales han dejado de organizar giras a sus autores porque no les sale a cuenta. Por lo tanto: lo que se vende como valor añadido es un servicio por el cual se cobra. Es lícito pero poco heroico contado de esta manera. Si estas acciones se llevan a cabo gratuitamente –también ocurre- debemos inscribirlas en la estrategia de marketing de autores y editores: que una escuela le permita a una empresa el contacto directo con su público –un público de corta edad y muy influenciable- es un lujo al alcance de muy pocos. ¿Alguien se imagina qué ocurriría si Coca-Cola consiguiera hacer lo mismo?

El alumnado catalán ha aprendido que los libros tienen un valor real y simbólico y que son sus amigos, sus compañeros de viaje, el refugio de los sueños. Y entre todos hemos contribuido a crear un país más culto, más próspero y más europea con unos índices de lectura y consumo de libros propio de los niveles franceses y alemanes.

Me gustaría ver las encuestas en las que basan su primera afirmación. Más importante todavía: si de veras es cierto que hemos alcanzado los niveles de lectura y de compra de libros de franceses y alemanes (sic) no comprendo que en el mismo documento se afirme lo siguiente:

Y, pese a todo, la realidad actual es que la mayoría de las familias NO COMPRA LIBROS a sus hijos.

Obviamente tampoco citan ningún estudio que sustente tan atrevida afirmación. Podrían haber dicho que las familias catalanas y por extensión las españolas compran menos libros en comparación con otros países –algo que sí se sustenta en base a los estudios y estadísticas de consumo cultural- pero eso les hubiera estropeado el melodrama. Uno empieza a pensar que los niños catalanes son pálidas sombras de Oliver Twist al leer cosas como esta:

Pero lo peor de todo es que con esta iniciativa se desvaloriza el libro a ojos de nuestros niños, vaciándose de libros los hogares catalanes. La “tarea educativa” que se pretendía (quizás cargada de buenas intenciones) está consiguiendo modificar negativamente la motivación lectora, los hábitos lectores, la relación lector-libro y muchos otros aspectos que serán irreversibles cuando nuestros niños y niñas sean adultos.

Traducción: si en vez de comprar los libros cada año los aprovecháis y los dais a leer a vuestros retoños durante unos cuantos cursos, les estaréis causando un daño irreparable y crecerán torcidos. Vaya… ¡veo miles de tiernas áreas de Broca y Wernicke devastadas por la lectura de libros usados! Si algo me subleva especialmente es el chantaje emocional con niños de por medio. Viniendo de gente que se supone que ejercita la mollera, este sólo párrafo ya cuestiona su credibilidad. ¿Pueden indicarme qué estudios demuestran que se está modificando negativamente la motivación lectora y el resto de aspectos aludidos? ¿Pueden citar casos de otros países en los que la socialización haya tenido efectos tan perniciosos? Obviamente no pueden. Lo del vaciado de libros de los hogares catalanes me retrotrae al Hombre del Saco, versión bibliófila.

¿Qué fines persigue “la reutilización”? ¿Fomentar la lectura o ahorrar el coste de un libro única y exclusivamente? En el caso de familias necesitadas entendemos que es imprescindible proporcionar bolsas de libros, pero en el 90% de los hogares catalanes la compra de un libro de lectura de ocho euros es un gasto asumible y pequeño comparado con otros gastos educativos que las familias asumen naturalmente […].

La reutilización persigue el ahorro de dinero. Aquí no hay conspiraciones ni mala fe, lo que hay es poco dinero, tanto en el erario público como en el bolsillo de muchas familias. Reutilizar los libros no atenta contra el fomento de la lectura, de ser así las bibliotecas públicas serían una muy mala idea. Tampoco es de recibo decirles a las familias lo que deben hacer con su dinero desde una pretendida superioridad moral o intelectual. No se puede afirmar que para el 90% sea un gasto asumible, cuando el Instituto Nacional de Estadística afirma que el 21,9% de la población catalana está bajo el umbral de la pobreza y el paro ronda el 24,53%. ¿Tienen estos autores algún estudio, alguna estadística, que refrende sus afirmaciones? No lo creo.

¿Si ya hay un libro de lectura asignado cómo se implica el profesorado en la búsqueda de novedades y prescripciones? ¿Qué estímulo tiene el profesorado para recomendar lecturas y estar al día de las nuevas publicaciones, revistas prescriptoras y asociaciones pedagógicas de fomento de la lectura si ya tiene un libro asignado que no puede cambiar?

Los maestros no son protozoos que sólo respondan a estímulos externos. Teniendo en cuenta el vapuleo doctrinario, presupuestario y legislativo que siempre han sufrido, lo que no les falta es implicación ni motivación. Como en cualquier trabajo, los hay apáticos pero también los hay muy activos. Los primeros trabajarán con los libros asignados y punto. Los segundos ya se sabrán buscar la vida –en un mundo en el que todo está a un gugleo de distancia- para enriquecer sus clases y recomendar otras lecturas a los niños que, estas sí, puedan comprar sus padres. No hay que devanarse mucho los sesos con la peor psicosociología de salón.

La colección de perlas del manifiesto no termina aquí. El collar se completa bajo un amenazante título que añade suspense a la cosa: Quizás el alumnado SE PREGUNTA. O quizás no, vaya usted a saber. No han hecho ningún estudio de campo, ninguna encuesta, ningún meta-análisis que refrende lo que dicen. Para no alargarnos más, de su simple especulación se desprenden párrafos como este:

¿Qué valor tiene el trabajo de un autor o autora? ¿Nos hemos preguntado alguna vez de dónde sacan el dinero para seguir adelante y escribir las historias que leemos? Un carpintero, un albañil o un médico cobran por el trabajo que hacen. Nos fabrican un mueble, echan abajo un muro o nos operan y nosotros pagamos un dinero por su trabajo. ¿Pensamos que los creadores no deben cobrar por el trabajo que hacen? ¿Si la cultura no se paga (piratería) quien defenderá la cultura?

Las dos primeras preguntas se merecen, como consumidor, una cruda respuesta: Ni lo sé, ni me importa. Para todo aquél que ahora esté escandalizado, vamos a probar con llevarlo al absurdo: ¿Qué valor tiene el trabajo de un fabricante de lavadoras? ¿Nos hemos preguntado alguna vez de dónde sacan el dinero para seguir adelante y fabricar las máquinas con las que lavamos la ropa? Así de fácil es pasar de lo heroico a lo patético; cada cual tiene derecho a ganarse la vida con lo que hace siempre y cuando alguien decida que tiene valor, que ese valor es convertible en dinero y que además está dispuesto a pagar por ello.

Cuánta razón tienen y cuán equivocados están. La actitud de los autores es humanamente comprensible pero están profundamente equivocados. Los autores han decidido emprender sus acciones bajo diferentes estrategias muy convencionales. En el siguiente capítulo las analizaremos y, en el tercero, propondremos algunas soluciones.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

5 Comments

  1. Desconocía el tema pero me parece muy lamentable. Dejo aquí un enlace a un vídeo que aunque destinado a los libros de texto, me parece muy pertinente… http://www.youtube.com/watch?v=qDOvRhxGYU8&feature=share

  2. […] La socialización del libro infantil y juvenil en Catalunya: una respuesta errónea a un problema re…. […]

  3. Interesantísimo análisis, como siempre. No llego ni de lejos a tu nivel, pero coincido en que la sensación que me provocó la iniciativa fue de victimismo, no solo por el nombre de la plataforma y el manifiesto, sino por la actitud de algunos autores en las redes sociales (las redes sociales pueden ser un arma o un enemigo de la imagen de los escritores). Entiendo perfectamente que estén preocupados, entiendo que los libros infantiles y juveniles no pueden tratarse del mismo modo que los libros de texto, pero el tono que han adoptado es demasiado demagogo y superficial.

    También me ha gustado tu referencia a las librerías y el modo en el que han salido perdiendo por el trato directo de las editoriales con las escuelas. Hace poco lo comenté con un librero; me parece un poco injusto que en este caso las editoriales y los escritores no intentaran proteger más a sus intermediarios.

    Seguiré leyendo tus artículos sobre el tema.

  4. […] tres artículos (1, 2 y 3) dedicados a la reacción de los autores de libros infantiles y juveniles a la […]

  5. […] a la réplica que Anna Manso hizo de mis artículos sobre Autors en Perill d’Extinció (1, 2 y 3). También será la última, pese a que mi idea inicial fue responder, en tres artículos, a […]

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