kalashnikov

Hace algo menos de cuatro años publiqué una serie de cuatro artículos bajo el lema Ocaso en el imperio editorial español; la tesis era que la edición española, entendida como imperio industrial y financiero proyectado a todo el mundo pero sobre todo a la América hispanohablante, estaba llegando a su fin.

Estos cuatro años han confirmado la tendencia; por ejemplo, el pasado año Penguin Random House compró Ediciones B dejando al Grupo Planeta como mero actor regional; el grupo controlado por la familia Lara conserva un gran poder pero ya no puede competir en la misma liga a causa de su abultado endeudamiento –en 2017 la deuda todavía ascendía a 1.200 millones de euros– y de la prolongada crisis de su principal mercado, el español.

Hace pocos días asistimos al que puede ser el epílogo de esta historia.

El pasado lunes el distribuidor canadiense de libros digitales De Marque publicó una nota de prensa que empezaba así:

Québec, le 9 avril 2018 – Marc Boutet, président chez De Marque, est fier d’annoncer l’acquisition de Libranda, le principal distributeur de contenus culturels numériques de langue espagnole à l’international. De Marque devient ainsi l’unique propriétaire de cette société espagnole dont le siège social est situé à Barcelone, en Espagne.

Con esta operación De Marque ya controla el 100% de la empresa. Los clientes de Libranda no notarán muchas diferencias porque la entrada de los canadienses en 2014 implicaba el acceso del distribuidor español a la tecnología de De Marque[i].

Ninguno de los principales distribuidores comerciales de libros digitales y audiolibros en castellano cuenta ya con participación accionarial española[ii]. El accionariado de Libranda estaba fragmentado pero la presencia del Grupo Planeta como accionista de referencia –junto con Penguin Random House– aseguraba un enfoque a medida de la gran industria editorial española.

Hoy, la distribución digital en castellano está controlada desde Frankfurt y Quebec; tanto Bookwire como De Marque tienen sede en Barcelona pero no es más que una filial para el mercado hispanohablante. De las principales lenguas en las que podríamos dividir el mercado del libro en el mundo, la lengua española es la única que no cuenta con ninguna empresa distribuidora líder cuyo capital pertenezca a ningún país donde el español sea mayoritario o dominante.

Nada sucede porque sí.

El perro del hortelano

¿Se acuerdan de 36L Books? Posiblemente no; esta noticia del mes de julio de 2009   les refrescará la memoria:

Se acaba de crear 36L Books, una compañía radicada en Barcelona, que va a trabajar dentro del mercado del libro electrónico en España. La compañía pretende centralizar y distribuir una amplia oferta de libros digitales que se comercializarán a través de múltiples tiendas on-line. […]

Los servicios que ofrece la nueva compañía son: distribución digital integrada; tienda exclusiva 36L; oferta exclusiva de contenidos; conversión de archivos y experiencia offline en las tiendas Abacus. 36L está constituida por la cooperativa de consumo Abacus, el grupo Cultura 03, la editorial Vicens Vives, el empresario Ferran Soriano y otros inversores privados. El consejero delegado de la nueva sociedad es Ernest Folch. […]

Al año siguiente, el Grupo Planeta, Penguin Random House y un puñado de accionistas minoritarios creaban Libranda. Cuando 36L Books creó la plataforma de venta Leqtor para competir con Amazon, el Grupo Planeta creó Tagus (mediante Casa del Libro). Cuando apareció 24symbols ellos crearon Nubico.

Libranda no era mejor que 36L Books, Tagus no era mejor que Leqtor ni Nubico es mejor que 24symbols. Hace casi diez años que, en cuestiones de adaptación e innovación editorial, el Grupo Planeta es el perro del hortelano; diez años perdidos pisando la manguera a otros bomberos; diez años tirando el dinero en malas copias de lo que hacían otros; diez años que, bien empleados, hubieran proyectado a la industria editorial española –a toda, no sólo a los grandes grupos– y ahora estaría mucho mejor posicionada. Por poco dinero más que el invertido.

Libranda es el paradigma de lo que sólo cabe tildar de desidia. Una buena idea mal ejecutada y peor desarrollada que nunca ha disfrutado de los recursos necesarios para llegar a ser lo que ya nunca será. Un distribuidor de contenidos digitales es una empresa tecnológica y debe desarrollar tecnología; lo deseable sería que tanto la investigación como el desarrollo fueran punteros, genuinos, pero a veces basta con copiar bien lo que hacen otros. Es lícito, no se puede ser el primero en todo y en el mundo hay países con una mayor, mejor y más prolongada costumbre de innovar.

Lo que no se puede hacer es copiar mal y aspirar al liderato. Es lo que Libranda hacía. Lo mismo sucede con Casa del Libro/Tagus, una mala copia de Amazon/Kindle, o con Nubico, una mala copia de 24symbols y de un buen puñado de plataformas de lectura en la nube de todo el mundo. Son sólo los casos más conocidos pero hay otros ejemplos; Planeta Hipermedia, sin ir más lejos, es otra buena idea mal ejecutada y peor desarrollada. La razón: no se invierte lo suficiente en ofrecer una buena experiencia de usuario. En el sector servicios eso lo es casi todo.

Nos equivocaríamos culpando a los responsables de cada una de estas empresas cuyo único error ha sido, en mi opinión, no haberse marchado cuando vieron que el proyecto que estaban dirigiendo nunca recibiría los recursos necesarios para su debido desarrollo. Menos culpa tienen sus trabajadores, conocedores de primera mano de todo lo que estoy diciendo.

¡Que inventen ellos!

Con la enajenación de Libranda la industria editorial española pierde la última oportunidad de pintar algo en el mundo y, con ello, empieza el fin del imperio. Las formas y maneras de trabajar del Grupo Planeta son extractivas, agosta todo aquello en lo que no encuentra beneficio mientras invierte sólo en aquello en lo que ve un lucro directo y, a ser posible, a corto plazo. Cual hidalgo, cree que el resto le debe reverencial respeto, cuando no la vida misma.

El fin del imperio es una buena noticia para la edición independiente española –de todos los tamaños– y también para las industrias editoriales de todos los países hispanohablantes. Los grandes grupos no son hermanitas de la caridad y siempre querrán llevar el agua a su molino pero, como saben centenares de libreros en España, algunos grandes grupos exhiben mejores formas que otros. Es lo mínimo que se puede pedir.

Con el imperio se irá apagando el propio Grupo Planeta. Incluso si mentes más ventiladas tomaran las riendas y mejores decisiones lo harían sobre un campo tan castigado que ya sería demasiado tarde.

Tal como Román exclama en el Pórtico del templo[iii]:

Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.

 

Bonus track. Para comprender algo mejor el comportamiento de ciertos grupos y especialmente del Grupo Planeta no se pierdan este artículo en el blog del Club de Traductores Literarios, de Jorge Fondebrider: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com.es/2018/04/cinco-ejemplos-de-la-hipocresia-y.html

FIRMA 150

[i] En julio de 2014 De Marque había comprado un 25% de Libranda

[ii] Odilo sí es española pero está especializada en instituciones y bibliotecas

[iii] https://es.wikipedia.org/wiki/%C2%A1Que_inventen_ellos

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

5 Comments

  1. Wolters Kluwer España, uno de los fundadores de Libranda, creó su propia plataforma de comercialización de publicaciones digitales: Smarteca

  2. Hola Bernat

    Como bien sabes trabajé muchos años en el Grupo Planeta y en cargos directivos. No hay que “ensañarse” con el estilo, es el que ha tenido siempre. El estilo que mezcla un poco lo que debe hacer un líder con el saber que eres omnipresente y omnipoderoso y con una absoluta convicción de siempre entrar en cualquier negocio como socio de referencia, nunca como simple comparsa. No lo digo como crítica, eh!, a mi me puede parecer bien o mal pero me parece super respetable esa forma histórica de hacer porque la viví de este modo. Por eso digo que no hace falta ensañarse o tomarse el artículo como una especie de ataque gratuito, yo me lo quiero tomar como una forma de explicar cómo la cultura de una empresa afecta a sus decisiones estratégicas. Vaya, por lo tanto, por delante mi profundo agradecimiento y admiración por el grupo Planeta. Todo lo que soy hoy se lo debo a ellos. Allí lo aprendí todo, me formé como persona y profesional y me trataron siempre muy bien. Aunque no coincida con algunas de sus formas de proceder. Así que allá voy con mi “crítica”.

    En este caso yo creo, como decía, que la Cultura del grupo les ha jugado en contra. Hay que ponerse en situación del punto de partida: Planeta con mucho dinero, mucha iniciativa y con grandes profesionales empieza a invertir en negocios tecnológicos un poco al “tum-tum” y aplicando la lógica de sus negocios tradicionales. Conclusión al final del tiempo (año 2007-8): fracaso absoluto y desinversión de un montón de portales que aún necesitaban tiempo para mejorar, que no tenían modelo claro y con ejecutivos al frente con ganas de hacer un exit y llenarse los bolsillos.

    La segunda parte es la que tu describes. Aquí ya empieza a centrarse más en modelos vinculados con el sector editorial. Bien. Pero eso no significa que no tuvieran que atacar otros… especialmente si tienes en cuenta que hablamos de contenidos y eso aplica desde entretenimiento hasta libros. Pero no, ahí empieza a fallar. Me parece que habido demasiados reinos de taifas y poca definición estratégica global de cómo se aprovecha todo el know how y contenidos del grupo para empezar a transformar el modelo a digital pero partiendo de una nueva división de negocio (que no digo que tenga que ser partiendo de una nueva, podía ser dentro de otra, por supuesto).

    Y ahí es donde la Cultura les mata un poco.. o les representa un corsé excesivo y poco realista en el mundo digital. Su situación de poder histórica vale en modelos de negocio con barreras de entrada altas pero en digital eso no ocurre y por lo tanto, en mi modesta opinión, debían haber bajado un poco a la tierra. Estamos en la era de la colaboración, la coo-petición y los intraemprendedores. Algunas multinacionales grandes lo hacen… Planeta podría. Puedes desde montar una especie de incubadora o aceleradora hasta simplemente comprar una participación de una start up pero sin importarte si eres mayoritario o no. Qué más da si controlarás la compañía, lo importante es que te desarrollen el negocio evitando los tics actuales de tu grupo que ya sabes que no está del todo preparado para el digital.
    Pero la cultura, como decía, les lleva a “despreciar”, la expresión no refleja seguramente lo que ellos hicieron (perdón), y por lo tanto crean, copian o cómo queráis llamarle una aplicación que hace lo mismo que la que ha lanzado “fulanito de tal” y pum… bofetón (y aquí no me explayo porque lo has explicado muy bien tu porque no acaban de arrancar las iniciativas).

    Copiar o adaptar un modelo que en otro mercado funciona está bien. Que lo haga el líder también está muy bien que para eso tiene recursos. Pero hacerlo sin añadir ningún valor a lo que ya hay, es un CRASO error que un líder no puede cometer. Era más fácil dar apoyo a iniciativas con visión y firmar acuerdos para comprar participaciones importantes en el futuro.. no sé… pero “la puta y la ramoneta” no funciona en digital.

  3. […] sucedía, las distribuidoras potentes en castellano han pasado a ser extranjeras. El artículo de Bernat Ruiz lo explica a la perfección. Por tanto, este es un buen momento para decantarse por las editoriales […]

  4. Que nos queda a los latinoamericanos! En el tema digital, somos literalmente el patio trasero de Europa. Ni las editoriales y menos los autores saben dónde se venden sus ebooks y aunque las librerías estén a menos de media hora en bus, conversar de modelos de negocio (vamos, lanzar una promoción, lanzar alguna idea espectacular) es imposible. ¡Es la segunda conquista española a América (solo que esta vez seremos colonia de Canadá)!

  5. […] Por un lado, el de Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid, y por el otro, de Bernat Ruiz, consejero en el Gremio de Libreros de Catalunya, que arrojan un poco de luz sobre lo que implica […]

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