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Los pasados días 6 y 7 de julio se celebró en Barcelona la segunda edición del Foro Edita Barcelona organizado por el Gremio de Editores de Catalunya y el Máster en Edición de la Universidad Pompeu Fabra. El Foro se presentó con la fanfarria habitual:

Por segundo año consecutivo se convoca este encuentro de debate sobre los grandes retos, oportunidades y problemas del mundo del libro y la edición actual. Tiene lugar en Barcelona, capital editorial internacional en lengua española y también catalana, y una de las ciudades de referencia mundial en el sector de la edición, reafirmada recientemente por su integración en la Red de Ciudades de la Literatura UNESCO. […]

Cualquier parecido con la realidad fue pura coincidencia. Que la primera edición del Foro tuviera problemas era algo tan previsible como comprensible; raramente se acierta a la primera. Este año llegué a la segunda edición decepcionado por el programa y esperaba poder decir, al menos, que había sido más de lo mismo; no pude decirlo porque no fue lo mismo, fue peor.

La primera edición disfrutó de una muy buena organización y dosis de prudencia que se han perdido; para meter más temas en el mismo tiempo disponible se recortó la duración de las charlas pasando de 75 minutos a sólo 60 o incluso 45. Tras la exposición inicial de los participantes poco quedaba para el diálogo pero, además y a diferencia del año pasado, Antonio Iturbe –moderador de casi todos los debates– no anduvo muy fino.

La selección de los participantes fue una de las causas del fracaso del Foro Edita. En total participaron 45 personas de las cuales 35 pertenecían al sector privado; de esas, 21 tenían relación con uno o dos grandes grupos: 13 estaban relacionadas con el Grupo Planeta, 8 con Penguin Random House, 2 con Feltrinelli –incluyendo Anagrama– una con Grup Enciclopèdia Catalana y una con la cadena británica de librerías Waterstones. Sólo 3 provenían de editoriales independientes pero una de ellas –la holandesa Wereldbibliotheek– al final no pudo venir. Aunque el Foro dice que habla de innovación y adaptación sólo hubo 2 representantes de empresas tecnológicas –a Libranda no la incluyo por motivos harto sabidos. Para cerrar una lista tan ilustrativa el presidente del Gremio de Editores de Catalunya, Patrici Tixis, es también director de comunicación del Grupo Planeta y está directamente implicado en la organización del Foro. Comparen esta lista con los logotipos que aparecen en la web del Máster:

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Un último balance debería invitar a otro tipo reflexiones: de los 45 participantes sólo 14 eran mujeres.

La selección de participantes no es fácil –por disponibilidad, calendario, etc.– pero se puede hacer con distintos criterios; si el criterio es la relevancia de lo que aporta cada invitado su vinculación con empresas e instituciones raramente será un problema. Cuando el criterio es la pertenencia a ciertas escuderías, la solidez conceptual del evento brilla por su ausencia y abunda el deseo de epatar es inevitable que la calidad del producto se resienta. Quedará fetén en las secciones de cultura de los periódicos –me consta que algún periodista cultural se ha mordido la lengua– pero será un fracaso sin paliativos a no ser que aclaren que el Foro Edita es una extensión –en abierto– del propio Máster. Lo que no es de recibo es que se engorilen afirmando que es un foro de ámbito hispanoamericano y que además:

[…] es una plataforma para debatir anualmente los principales retos a los que se enfrenta el sector editorial desde una perspectiva global y con un enfoque profesional y práctico. Se trata de fomentar el intercambio de ideas y la relación personal entre todos los profesionales del mundo de la edición y del mundo universitario especializado y consolidar el papel de Barcelona como capital internacional del libro y de la edición.

La mayoría de los participantes vienen relacionados de casa y están encantados de volver a verse. La perspectiva global no se resuelve invitando gente que habla varios idiomas sino tratando cuestiones realmente globales. El enfoque profesional y práctico estuvo tan ausente que a medida que iba avanzando el Foro el auditorio se iba vaciando y rejuveneciendo. El viernes muchos de los asistentes tenían menos de 30 años e incluso menos de 25; no digo que no haya profesionales jóvenes pero cuando los que están al pie del cañón de muchas editoriales y librerías me trasladaron su admiración –o me compadecieron– por tragarme enteros los dos días de Foro es que hay algo que no anda muy fino.

El gran problema del Foro Edita fue de foco. Se supone que es un foro anual de editores centrado en la industria. Debería incluir aproximaciones al proceso de edición y su mejora, una mirada a los aspectos industriales y su eficiencia, cierto sentido de cadena o red de valor y una mirada transversal hacia otros subsectores del libro. De todo esto no hubo casi nada; sí hubo un nutrido anecdotario y mucha literatura.

6 de julio. Empezamos todos encantados de habernos conocido…

Que el primer acto del foro fuera la conferencia ‘Una vida con editores’ a cargo del escritor Eduardo Mendoza tiene sentido: ambiente institucional, distendido, amable, un punto de vista de una gran figura literaria veterana. Que durante los días 6 y 7 el foro discurriera muchas veces por el mismo camino no tiene ningún sentido. La primera mesa con contenido se titulaba ‘Tengo 12 años y he dejado de leer’; el programa del foro decía que:

Los educadores coinciden: los doce años es la edad peligrosa para los niños y niñas, incluso los más aficionados a la lectura. ¿Cómo estimularles para que perseveren en su afición?

Yo no sé cómo estimular la afición a la lectura –aunque tengo mis ideas– pero la mayoría de los participantes en la mesa tampoco. La única presencia plenamente justificada fue la de Iolanda Batallé, directora de –entre otros sellos pertenecientes al Grup Enciclopèdia Catalana– la editorial infantil y juvenil La Galera. Batallé tiene experiencia con booktubers y blogueros adolescentes y podría habernos dado una lección; ignoro si de motu proprio o mal aconsejada su discurso fue edulcorado y más literario que editorial. La cosa empeoró con la escritora Gemma Lienas y su paseo por las nubes. Algo más de sentido tuvieron los argumentos de Sebas G. Mouret, un booktuber que con 21 años dio una pequeña lección de cómo estructurar un discurso más allá de su contenido. Cerraba la mesa la escritora Care Santos con la que el nivel de azúcar en sangre se tornó peligroso. La tertulia fue aburrida y empalagosa; destacó Mouret más por el vuelo gallináceo general que por méritos propios.

Para hablar de verdad de lo que sucede con la lectura en la infancia y la adolescencia había que bajar a las trincheras; además de una buena editora como Batallé había que invitar a una escritora combativa como Anna Manso, a un maestro en ejercicio, a un bibliotecario y un librero. Hubieran frenado la ñoñez y nos hubieran dado a todos un buen baño de realidad.

…y llegamos al punto de no ver un millón de euros

Siguiendo la Ley de Murphy lo que había empezado mal fue a peor con la conversación entre Javier Cercas y Daniel Fernandez. El presidente de la FGEE demostró una vez más los problemas de no disponer de un asesor de imagen y comunicación mientras el escritor confesaba que ‘yo no sé nada del mundo editorial; una cosa es la literatura, otra la industria editorial’. Maravilloso. Cercas se cagó a placer en la editorial Tusquets y a Fernández no se le ocurrió reconducir la charla a otros asuntos más propios del debate que se supone debían mantener dejando que el escritor se despachara a gusto; en mi mente alguien gritaba a pleno pulmón: ¡fue por un millón de euros, estúpido! Todo discurrió en un ambiente propio de barra de bar cuyo resultado me hizo recordar alguna de las peores entrevistas de los mejores suplementos literarios.

Salvando los muebles

La mañana del primer día pudo salvarse gracias a la última mesa, ‘Viaje a 2030, una perspectiva hispanoamericana’ con la presencia de José Calafell, Consejero Delegado del Grupo Planeta en América Latina; Oriol Castanys, de Anagrama; Ilya Pérdigo, de la editorial Alrevés y Consuelo Sáizar, de la Universidad de Cambridge. No se viajó demasiado al 2030 pero hubo algunas aportaciones interesantes de Calafell y Pérdigo. El jefe de Planeta en Latinoamérica apuntó que la capitalidad literaria en español estaba gravitando de Madrid y Barcelona a ciudades como México o Bogotá, que en poco tiempo el negocio del mercado latinoamericano superaría al español –en ciertos términos hace tiempo que ya es así– y que había que empezar a pensar en un mercado único en castellano. Me sorprendió una visión públicamente tan clara y desacomplejada de alguien que proviene de un grupo que se empecina en seguir agitando el espantajo de la Marca España, trasunto del ya periclitado Imperio (Cultural) Español. Hay cosas que allí ven muy claras desde hace ya bastante tiempo.

Castanys estuvo de acuerdo con Calafell; Ilya Pérdigo se imaginó un 2030 –fue de los pocos que tuvo los arrestos de responder directamente a la pregunta– en el que los editores independientes han aprendido a trabajar juntos, asociándose y colaborando más a menudo en el día a día –derechos, coedición, logística– y en cuestiones estructurales, aprovechando mejor las oportunidades digitales. Consuelo Sáizar estuvo muy de acuerdo con todos y aseguró que el Foro Edita ya se había convertido, en sólo dos ediciones, en un referente internacional. Ojiplático quedó más de uno.

Seguimos todos encantadísimos de habernos conocido

La tarde empezó con un tema recurrente: ‘¿Por qué vende un libro que vende?’ Hace quince años para responder a esta pregunta necesitábamos a un vidente o a un editor con mucho morro y una respuesta elegante. Hoy necesitamos, como mínimo, un experto en el papel comercial de los metadatos, un experto en marketing en redes sociales y un librero que entienda todo esto; tampoco nos hubiera ido mal algún booktuber con las ideas claras y un editor acostumbrado a trabajar con todos estos perfiles. La dirección del foro consideró que cuatro editores veteranos eran los más indicados para dar respuesta a una pregunta que antes no la tenia y hoy es cojonudamente difícil; claro que el enunciado del tema no presagiaba nada bueno:

Debate sobre cómo ciertas estrategias de promoción resultan especialmente adecuadas para lanzar un libro, ilustrado con casos de éxito, que obedecen a diversos impulsos iniciales (un tema polémico, una campaña especialmente imaginativa, etc.).

El resultado fue una retahíla de best-sellers, un catálogo de casos aplicables a menos del 10% de toda la oferta editorial y que, excepto por las aportaciones de Marcos Chicot –siempre con los pies en el suelo– y unas cuantas vaguedades sobre Internet y las redes sociales podría haber tenido lugar hace quince años. Se puso casi todo el énfasis en el buen contenido cuando todos conocemos casos de excepcionales libros que se han hundido porque no tuvieron la oportunidad de darse a conocer y otros que han triunfado a los que sólo les faltaba una bolsa para ser literalmente basura. Núria Tey puso por las nubes a Marie Kondo y su método para tenerlo todo en su sitio, no les digo más.

Es imposible que el público compre lo que desconoce y por eso en esta mesa era más importante hablar de herramientas y procesos que de olfato, literatura y anécdotas porque con las herramientas actuales ser pequeño ya no equivale a ser invisible. Para ver eso hubiéramos necesitado una mesa de liliputienses.

Unos invitados a la altura de un gran ego y ese pulpo en un garaje

La segunda mesa de la tarde fue ‘Las librerías en Europa’ y la moderó el vendedor de libros Antonio Ramírez (La Central); le acompañaban los libreros Maarten Asscher ( Athenaeum Boekhandel, Ámsterdam), James Daunt (Daunt Books & Waterstones, Londres) y Nicolas Vivès (Ombres Blanches, Toulouse) y podría haberse titulado ‘Mirad qué amigos más chulos tengo’. Fue interesante pero poco útil para la mayor parte de los editores sobre todo porque, excepto Ombres Blanches, el resto eran cadenas.

Fue una lástima no contar con la presencia de algunos de los nuevos libreros españoles, esos que están consolidando un nuevo modelo de librería con referentes en otros países que sí puede enseñarnos muchas cosas. La charla anduvo por un camino trillado y poco sorprendente con una única excepción, cuando Daunt contó que Waterstones había conseguido reducir la tasa de devoluciones del 25% al 3 o 4%. Ramírez, en vez de preguntarle cómo habían conseguido algo que aquí suena a magia negra, siguió como si tal cosa. Al fin y al cabo él estaba encantado de poder compartir escenario con libreros cuyo presente es tan parecido a su propio pasado.

La tercera mesa de la tarde estuvo dedicada a las nuevas tecnologías: ‘¿Lo más nuevo? La realidad aumentada, algoritmos y otras tendencias’. También podrían haberlo titulado ‘Aquellos chalados en sus locos cacharros’ porque cuando estas cosas se presentan descontextualizadas de los fines que se pretenden ilustrar la cosa degenera en galería de monstruos o gabinete de curiosidades. Cuanto más estupendo se pone el Foro Edita con el futuro más rancio huele.

¡Vente a España, Joachim!

Con el ‘Viaje al 2030. Perspectivas de distribución’ terminó la tarde. En el programa presentaron esta mesa con una franqueza y candidez aplicable al resto:

Uno de los temas cruciales del momento actual, a menudo acompañado por la polémica. Las distintas posiciones dialogan en el seno del Foro Edita Barcelona. Esta mesa complementa la celebrada por el Máster en Edición de la UPF Barcelona School of Management sobre el mismo tema.

Las dos primeras frases son un delicioso eufemismo que apenas permite ocultar que la distribución es el verdadero agujero negro, la Nada que va devorando poco a poco el Imperio de la Fantasía. La tercera pone las cosas en su sitio y confirma lo que ya apuntaba al principio, que este foro es subsidiario del Máster.

Ni Patxi Beascoa (Penguin Random House), Mónica Díaz (UDL) o Arantza Larrauri (Libranda) dijeron nada nuevo; la charla de Joachim Schulte (Arvato SCM) fue muy interesante porque permitió ver lo que debería ser la distribución en España en 2030 y hace años que es una realidad en Alemania. La mesa podría haberse llamado ‘A ver si para 2030 hemos copiado bien a los alemanes’. Como objetivo me parece ambicioso, el problema es que aquí solemos copiar mal –sin poner el dinero suficiente aunque lo tengamos– y Planeta no necesita solucionar un problema que (cree que) no tiene. La diferencia entre ser líder y ser grande es la misma que hay entre Bertelsmann –propietaria de Arvato– y Planeta.

7 de julio. Empezamos con una perspectiva a la francesa…

El viernes 7 de julio el Foro abrió con una interesante conferencia a cargo de la editora y desde hace pocos años también novelista Teresa Cremisi. La que fue directiva de Gallimard y Flammarion repasó el estado de la cuestión en Francia comentando una encuesta de hábitos culturales y de lectura –disponible en Livres Hebdo por el módico precio de 1,5€– que la consultora GfK realizó para ‘Les rencontres nationales de la librairie’ que se celebró en La Rochelle a finales del pasado mes de junio. Recomiendo que dediquen lo que cuesta un café a descargarse el informe, merece la pena. Para saber algo más de lo que opina Cremisi también recomiendo la entrevista que Anna Maria Iglesia le hizo para The Objective.

La segunda mesa de la jornada estuvo dedicada a las ‘Nuevas tendencias de la ficción’ donde Jordi Muñoz (Escola d’Escriptura de l’Ateneu Barcelonès), Aniol Rafel (Edicions del Periscopi), Elena Ramírez (Seix Barral) y Pilar Reyes (Alfaguara) volvieron a mezclar de forma confusa literatura y edición.

Aniol Rafel hizo la introducción más interesante con unas palabras posteriormente publicadas en el medio cultural catalán La Llança bajo el título ‘Què busquem els editors de narrativa?’.

Si la de Rafel fue la mejor respuesta a una pregunta que no tenia sentido en un Foro Edita desnortado, una anécdota contada por Elena Ramírez permite resumir por qué la edición no encuentra un nuevo camino. Érase una vez que José Manuel Lara citó a sus principales directores editoriales para que le hablaran del futuro; tras ciertos dimes y diretes Lara se dirigió a ellos con estas palabras: ‘no me digáis lo que quiere leer la gente, decidme qué queréis que quiera leer’. Precioso. Parece una de esas citas de Steve Jobs fuera de contexto que sirven para epatar pero no para comprender. Lástima que la venta de libros ya no funcione así, si es que alguna vez lo hizo.

Pilar Reyes ahondó en la mezcla entre literatura y edición con unas palabras que a punto estuvieron de forzar a la organización a repartir insulina. Muy bonito y muy plano todo.

Así llegamos a ‘Del libro a la pantalla’, una mesa que podría haber dado para mucho pero que se quedó en la lista de anécdotas en la que había degenerado casi todo el Foro Edita; Agustín Díaz Yanes (guionista, director de cine y escritor) y Mikel Lejarza (Atresmedia Cine) se perdieron en disquisiciones sobre cómo adaptar la literatura al cine y la televisión, un debate apasionante sino fuera porque, como demostró la intervención de Xavier Marcé (economista y gestor cultural) la cosa iba de empresas, inversiones, venta de derechos, procesos y herramientas. Eché de menos a la agente literaria Anna Soler-Pont (Pontas Agency) que nos podría haber contado cómo se pasa de una novela a una película desde el punto de vista de la venta de derechos y otro tipo de cuestiones imprescindibles.

…y terminamos con una caza de brujas

La última charla fue un desagüe argumental que con el título ‘Fomento de la lectura y lucha contra la piratería: eficacia o humo’ se puede resumir con esta imagen:

BRUJAS

No dedicaré mucho tiempo a una mesa que suscitó incredulidad, vergüenza ajena, indignación y estupor entre buena parte de los asistentes que, a esa altura de la película, ya éramos muy pocos. Se tergiversó, se dijeron medias verdades e incluso se recurrió a la mentira más descarada. Un final deprimente.

Fundido a negro

Pocas veces he tenido tal sensación de pérdida de tiempo. Varias personas se sorprendieron que le estuviera dedicando dos días a algo tan prescindible; yo sigo pensando que para hablar de según qué hay que verlo de cerca siempre que sea posible. La primera edición del Foro Edita había sido decepcionante pero no deprimente y había contado con aspectos que apuntaban mejoras interesantes. Creí o quise creer que la segunda edición sería mejor que la primera, era importante para el Foro, para la UPF, para el Gremio de Editores de Catalunya y para Barcelona. Me equivoqué.

La Universidad Pompeu Fabra, su Máster de Edición y el Gremio de Editores de Catalunya tienen un grave problema con el Foro Edita. Si su intención es organizar un pesebre veraniego para que los de siempre se monten su fiesta de final de curso deberían tener la honestidad de decirlo, no pasa nada; de hecho aunque no lo hagan no pasará absolutamente nada. O la tercera edición nos sorprende con un programa realmente ambicioso y unos invitados seleccionados por su relevancia e interés y no por disponer del ‘carnet del partido’ o el patio de butacas mostrará una imagen todavía más triste que la de este año. RBA se gasta un dineral montando fiestas pero no engaña a nadie con mensajes rimbombantes. La gente se marcha de allí bebida, saciada y contenta que es mucho más de lo que el Foro Edita puede decir.

 

FIRMA 150

 

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

One Comment

  1. […] Sin viajar al 2030, como hace unas semanas nos relataba, de manera magistral, “Bernat Ruiz Domenech” en su blog, es evidente que los signos y las tendencias apuntan en esa dirección. Pongo […]

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