¿Qué importa que el gato sea blanco o negro con tal que cace ratones?”

Deng Xiaoping

 

El comportamiento del público es imprevisible. Si esto ya es así cuando surgen best-sellers de papel de forma inesperada, todavía lo será más cuando nos pongamos a elucubrar sobre su comportamiento en el nuevo ecosistema. Pero hay algo común a todo público: le gusta experimentar una buena experiencia de compra y de uso.

 

Aquellos sectores dedicados al gran consumo hace tiempo que lo saben. Todo fabricante de coches, secadores, tostadoras, lavadoras, etc… sabe que una mala experiencia de compra quizá es disculpable una vez, pero no dos. Que eso dependa del distribuidor y el detallista no es excusa, al contrario, dedican recursos a asegurarse que toda la cadena entiende el producto, entiende al cliente y sabe lo que vende. El fabricante sabe, además, que una mala experiencia de uso no es disculpable. Si nos fijamos en los artículos de gran consumo y gran rotación entonces no puede fallar ni lo uno, ni lo otro. Nada. Y el caso del libro es similar.

 

Comprar un libro será una experiencia diferente. Lo más parecido que existe es la compra de música. Si hace años comprar un CD tenia un variable componente impulsivo, ahora comprar música canción por canción es un acto de impulso. Puedo entrar en iTunes a comprar una sola canción, pero tengo muchos números de salir de allí con dos, tres, cuatro o más canciones. Por qué? Porque es fácil. Porque es directo. Porque es barato. Por eso comprar un libro será más una experiencia impulsiva de lo que hoy lo es. Porque, o la venta en dispositivos móviles es fácil, directa y barata, o no será.

 

¿Qué puede impedir una buena experiencia de compra y uso? El DRM. Ojo, no es que el DRM sea malo-malote por sí mismo. Los hay de tres tipos:

 

a/ Insensato: el de Adobe. Hasta seis u ocho pasos hay que dar para poder comprar un libro mediante el sistema de DRM de Adobe. Dicho sistema es el que usa Libranda y el que, lógicamente, adoptan todos aquellos editores y libreros que deciden asociarse a dicha plataforma. Otras plataformas, como Leqtor.com, también usan el mismo, con idénticos resultados. Es un sistema característico de plataformas abiertas, con todas las ventajas que eso supone… ventajas neutralizadas por el insensato funcionamiento del DRM.

 

b/ Imperceptible: como el de Amazon, por ejemplo. Es como comprar otros artículos por Internet. Es fácil. Es rápido. El único problema es que es una plataforma cerrada, es decir, no necesitan poner las cosas muy complicadas al usuario porque dicho usuario sólo puede leer lo que compra en determinados dispositivos que acepten en formato propietario de Amazon. Pero para según que consumidores, si una plataforma cerrada los surte de lo que desean a un precio que les compensa, que sea cerrada es un problema menor. O no es un problema.

 

C/ Inexistente: que no se ria nadie. Los libreros alemanes decidieron, hace unos meses, prescindir del DRM en su plataforma de venta Libreka!. Los editores y autores en dicha lengua no parecen haber tosido demasiado ni han dudado entre cortarse las venas o dejárselas largas. Lo tienen claro: si das confianza, buen servicio y buen producto, el público vuelve y no se va al reverso tenebroso de la red. Por algo son una potencia industrial en productos de gran consumo y en muchas otras cosas.

 

Una vez superado el trauma del DRM – el trauma que para ciertas majors hispánicas implicará entender ciertas cosas- deberemos pensar en aplicaciones. Hoy en día hay aplicaciones para leer en casi cualquier cosa que cuente con un display LCD, e-Ink o algo parecido. Una de las sorpresas que nos llevamos los asistentes a la conferencia de J. Celaya fue saber que ya se venden más aplicaciones para la lectura que para el juego. Teniendo en cuenta la letanía según la cual la gente no lee, o bien el sector del entretenimiento está de capa caída – que no- o bien la gente quiere leer en inventos poco parecidos a un libro de papel. Qué cosas ¿no?. El público se compra trastos caros que hacen muchas cosas y luego compran – sí, compran- aplicaciones para leer en dichos dispositivos. Eso empieza a parecerse bastante a un mercado en crecimiento, un mercado en busca de producto.

 

Pero claro el cenizo de turno podría decirnos:

Sí, oiga, pero eso sucede en Estados Unidos, aquí en España la cosa es distinta

 

Esa excusa, la clásica alusión, con boina calada, al castizo Spain is different, la oiremos durante un tiempo. Pero no será mucho tiempo. ¿Cuanto tardó la imprenta en salir de su lugar de nacimiento y llegar, por ejemplo, a la península ibérica? Menos de 25 años. Y eso sucedía en el siglo XV. A finales del siglo XV ya había imprentas en las principales ciudades de la Corona de Aragón, algunos emprendedores eran de aquí, otros habían emigrado desde Alemania, Holanda o Francia. En el siglo XV no había Internet. Ni autopistas. Las ideas y los impresores llegaron hasta aquí a lomos de borrico. O en las bodegas de los mercantes, que no creáis que eran mucho más rápidos. ¿Hasta donde ha llegado hoy en día el libro digital o, como mínimo, su digitalización?

 

A ver qué pasa si clico aquí

 

Si habéis clicado estaréis viendo un mapa de Google Maps con ventanitas que se abren en diferentes países. Son compras de libros. Estáis viendo, con pocos minutos de retraso, las compras que los clientes realizan en la tienda virtual de The Book Depository. Ah, pero… ¿son todas ellas de libros digitales? Pues no. Son todos los libros, en todos los formatos, sean o no digitales. Tapa dura, rústica, audiolibro y ePub. Lo del mapa es poco más que una curiosidad, pero nos muestra claramente hasta donde llegan las ideas hoy en día y cuanto tardan. Llegan a todo el mundo y al instante.

 

¿Qué importa el formato del libro? Lo importante es que la gente lo compre y lo lea.

 

Nota: trabajando sobre mis notas de Liber 2010, me he dado cuenta que en todos los eventos se trataron temas parecidos. Es por ello que he decidido dividir los artículos por temas, no por conferencias, mesas redondas, o talleres.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

One Comment

  1. No puc estar més d’acord am tu.
    Imagino les tribulacions que haveu d’estar passant en el sector. Això és una evolució que a la vegada és una revolució. I com dius, això no hi ha qui ho pari.
    L’usuari va cap aquí. A l’usuari cal posar-li fàcil.
    Hem passat en pocs anys de “El Círculo de Lectores” aquells que anaven per les cases amb els catàlegs, les comandes, els llibres i el cobrament en efectiu, o d’haver de rondar per les llibreries per conèixer les novetats o tafanejar llibres o autors no coneguts encara a poder-ho consultar tot per la xarxa i fons i tot comprar-ho en diferents formats.
    Espero pel bé de tots, dels que us hi dediqueu i dels consumidors, que la vostra indústria l’encerti.

Comments are closed.