Checkpoint-Charlie-Oct-1961

Comprar un libro en una librería a pie de calle es algo muy, muy, muy sencillo: entras, eliges el libro que te gusta, pasas por caja y, en caso de pagar en efectivo, de tu paso por ahí apenas quedará el recuerdo. Ya hay algunos lugares en Internet donde comprar un libro de papel o digital es (casi) tan fácil. Pero otros siguen entendiendo el acto de compra como si se tratara de curzar el Checkpoint Charlie en plena Guerra Fría.

Hace un tiempo que participo en un club de lectura, relativamente informal, junto con un grupo de amigos. Somos más entusiastas que sistemáticos, nos unen una serie de afinidades, entre las cuales se cuenta la de darle a la mollera, el montañismo, la bicicleta y la gastronomía –y no siempre por ese orden. El libro propuesto para la siguiente reunión del grupo es Vidas sin fronteras, escrito por Bru Rovira y editado por Viceversa.

La mayoría de los miembros del grupo sigue leyendo en papel y les está costando mucho encontrar el libro. Bueno, de hecho no lo encuentran. He entrado en todostuslibros.com y, efectivamente, no se encuentra en ninguna de las librerías afiliadas a la web –y no son pocas. Esta tarde he decidido consultar la web de la editorial Viceversa para ver si el libro está agotado, descatalogado o en reimpresión. Esa información no aparece. Me ofrecen comprar el libro. No está mal, parece que lo venden ellos mismos. Mi gozo dura lo que tardo en darle a la cesta: tengo que registrarme, sí o sí. No hay opción. Mal. Muy mal. Fatal.

¿Alguien se imagina que al ir a pagar un libro en una librería a pie de calle antes me exigieran que me hiciera socio o, simplemente, me diera de alta en una lista cediendo un montón de datos? Habrá quien diga que en Amazon o Casa del Libro, para comprar libros digitales, debes registrarte. Es cierto pero no es lo mismo: Amazon, Casa del Libro y otros lugares similares ofrecen un servicio mediante el cual fidelizan a sus clientes. Venden un servicio y para ofrecertelo necesitan establecer una relación contigo.

Que la editorial Viceversa –no es la única- me obligue a perder el tiempo registrándome en su web a la que posiblemente nunca volveré –si no fuera por el mencionado club de lectura sus libros no me interesarian- es entender al revés el funcionamiento de la captación de datos en Internet. Los datos no son un requisito que alguien pueda pedirme a cambio de una compra aislada, son un valor que yo cedo a cambio de un servicio que puede manifestarse de maneras muy diversas, pero que se basa en mantener una relación.

Alguien podría argumentar que, en caso de comprar el libro, igualmente necesitaría identificarme de algún modo. Es posible. Pero una cosa es identificarse puntualmente y otra muy distinta registrarme en una base de datos.

No pienso comprar el libro en Viceversa por la misma razón que no me gusta volar en avión –aunque a veces no haya más remedio: el acceso al producto es antipático e incómodo. Señores de Viceversa: he entrado en su web con la compra decidida –¿saben lo que vale eso?- y ustedes me ponen ante una barrera que debo franquear. Sería muy fácil realizar la venta y mandar el libro a una librería próxima a mi casa para que yo pudiera recogerlo, a mí me bastaría con dejarles mi nombre y, a lo sumo, un teléfono y/o un e-mail. Ni siquiera es necesario que me lo manden a mi casa. ¿Es eso tan difícil de entender?

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

19 Comments

  1. La identificación necesaria es mínima. Pagas por Paypal y te llega el ebook al correo vinculado, sin más. Si no quieres pasar por Paypal, das tu correo, pagas por tarjeta de crédito, y ya. Nada de enviar «boletines» informativos al correo. No molestes, solo quiero recibir el libro.

    1. Hola Jordi,

      Obviamente, para realizar una compra puntual en Internet debes identificarte mínimamente. Pero, como muy bien dices, de ahí a “retratarte” hay una gran distancia.

      Gracias por pasarte por aquí!

  2. Una pregunta. ¿No sería posible que fueras a tu librería de confianza y que se encargaran ellos de realizar los trámites?

    Yo lo hago, incluso con libros de segunda mano que localizo en Iberlibros y ellos consiguen su margen negociando un descuento adicional con la librería original. Es una forma de entender al comerciante, como intermediario en la relación.

    1. Ferran Sabadell 13 junio, 2013 at 21:28

      Efectivamente, un buen librero ya te hace ese servicio. A mi me han encontrado hasta libros descatalogados. Una vez me localizaron un libro descatalogado en otra librería de Reus y me lo trajeron a Sabadell sin coste adicional.
      Y no hace falta decir que si el libro está a la venta te lo consiguen por rara, lejana y pequeña que sea una editorial. Basta con pedirlo por email.

      1. Ferran Sabadell 13 junio, 2013 at 21:31

        Por cierto, estoy hablando de La Llar del llibre: http://www.llardelllibre.cat. Libreros de toda la vida.

      2. Alberto y Ferran,

        Es cierto, es una opción, pero es la opción que no les está funcionando a algunos compañeros del grupo de lectura. En cualquier caso, de entre los muchos modos que tenemos de encontrar un libro, el de ir a la fuente y que esta no te lo ponga dificil debería estar entre los más evidentes. Y este no es el caso de Viceversa.

        Gracias por vuestros comentarios!

  3. No sé qué tipo de datos te pidieron, pero creo que si se hace un pago con tarjeta son obligatorios una serie de datos, como la dirección de facturación. Al menos yo he intentado algunas veces saltarme ese campo y la respuesta es que es un imposición si el pago es así. También me resulta muy antipático pero al final pago el peaje, soy débil….:)

    1. Hola Rosa,

      No es necesario “retratarte”, como tampoco lo es dejar ciertos datos de facturación, por la simple razón que el pago con tarjeta ya es un retrato hoy en día. La diferencia es que, no es necesario rellenar un extenso formulario en un lugar al que seguramente no vuelvas. Insisto en la comparación con la librería a pie de calle: te lo tienen que poner casi tan sencillo como en ella.

      Gracias por pasarte por aquí!

  4. Mi querido, tu post me hizo recordar una librería muy linda que había en la Ciudad de México en los años setenta. Para comprar tenías que pagar membresia. Lo curioso era que la gente estaba dispuesta a pagar. Claro que la membresia no incluía únicamente la posibilidad de comparar títulos sino que, y eso era lo interesante, contaba con una sala de lectura maravillosa, en la que ventilare te se hacían presentaciones de libros, mesas redondas. EN fin, me hiciste recordar.
    Saludos,
    Cecilia

    1. Bueno, en ese caso ofrecían un servicio y el público pagaba por él. Había una relación, un vínculo y lo que se buscaba era mantener esa relación.

      Gracias por pasarte por aquí!

  5. Estoy de acuerdo -y amplío la queja a todo tipo de tiendas online, no solo las librerías-. Muchas veces esos formularios solo sirven para enviarnos publicidad al correo y hacernos perder tiempo con la verificación de la contraseña. Deberían darnos la opción de elegir si queremos registrarnos o no.

    Un saludo.

  6. Me he quedado dándole vueltas porque había algo en la historia que has contado que, en el fondo, no me terminaba de cuadrar. No era el asunto de la posibilidad de emplear a tu librero de confianza (si es que lo tienes) como intermediario, porque con la respuesta que planteabas no me quedé satisfecho.

    Soy tardo en responder, pero empecinado en preguntar, así que me quedé pensando.

    El asunto que realmente me preocupa (y el tema de las escuchas del Gobierno USA y la sensación opresora de un Big Brother que nos vigila no hace más que aumentar mi desazón) es que no entiendo la lógica para aceptar facilitar tu información personal a un grande (Amazon o Casa del Libro, que tú mencionas, lo son) y sí muestras reservas a dárselas a una empresa pequeña que deberá, con toda certeza, ser escrupulosa en el cumplimiento de la ley de protección de datos.

    En cualquier caso, el asunto (que trasciende los límites de un comentario en un blog ajeno) es cómo es posible que hayamos llegado a aceptar un sistema que se apoya en que los ciudadanos deban estar dando explicaciones de sus actuaciones particulares, mientras los Gobiernos se encuentren, “de facto”, eximidos de presentar cuentas.

    Es, a mi juicio, absolutamente delirante.

    En fin, un saludo.

    (((y recuerdos para quien haya podido establecer mi vínculo contigo, amigo Bernat))).

    1. Hola de nuevo, Alberto,

      Yo no discrimino entre grandes y pequeños, discrimino entre aquellos con los que voy a establecer una relación en base a un servicio -sea cual sea su tamaño- y aquellos con los que no. Si para comprar un libro de papel en Casa del Libro me pidieran una ristra de datos, tampoco se los daría. Sí los he dado en el pasado, por ejemplo, a una pequeña editorial que cuenta con una colección de la que lo compro (casi) todo. Como sé que en un futuro previsible seguiré comprando lo que hacen, soy yo quien decide establecer esa relación duradera.

      Con las personas nos pasa lo mismo: si yo ligo en una discoteca -ergo, hablamos de ciencia ficción- y tras esa noche loca no tengo interés en volver a ver a esa persona, no le daré muchos datos personales. En cambio, si conozco a alguien y quiero volver a verle, intenaré que me conozca y nos conozcamos mejor, para lo cual será imprescindible darle ciertos datos.

      No me preocupa mucho dejar mis datos por ahí, no tengo una vida especialmente interesante. Además, lo que suelen pedirme es la información que el Estado ya posee (lugar de residencia, teléfono, etc…). Si me resisto a darlo cuando creo que no es necesario es porque es un trámite inútil y molesto que, en otras circunstancias, nadie me pediría.

      Estoy de acuerdo contigo en que debemos pedir muchas más cuentas al Estado (y a las empresas), pero para eso debemos ser, como sociedad, mucho más responsables. La crisis creo que nos está despertando en ese aspecto.

      Gracias por tu reflexión!

  7. Si yo compro un libro impreso en mi librería de siempre, mi librero y amigo no me preguntará absolutamente nada sobre mi vida privada, ni tan siquiera se preguntará donde vivo, no se le ocurrirá pedirme mi número de teléfono móvil, ¡que osadía!, y por supuesto no me pedirá el número de mi D.N.I. Tampoco me exigirá pagar con tarjeta electrónica de pago o de crédito, al contrarío, estará encantado de pagarle en metálico y de esta manera se ahorra la comisión de la entidad bancaria, me dará las gracias y me regalará un bonito punto de lectura para mi libro.
    Fabricantes de software como Adobe molestan a toda la cadena, empezando por el autor y acabando con el lector.
    .
    Adobe dice: “Si quieres alguna vez invertir dinero, invierte en Adobe, porque Adobe nunca pierde”
    Y todo este control pasa por el DRM de Adobe, sin DRM todos estos procesos tan incómodos se pueden evitar.

    L@ S@l@m@ndr@ DRM What DRM? 19.03.2011

    http://jaimejaner.blogspot.com.es/2011/03/drm-what-drm.html?view=flipcard

    1. Hola Jaime,

      Mencionas un aspecto importante, y es que el DRM exige que nos retratemos de manera especialmente detallada. Es como si se invirtiera la carga de la prueba: con el DRM somos los clientes los que debemos demostrar que NO somos unos ladrones, de ahí el retrato.

      El DRM de Adobe ha hecho mucho daño al libro digital. Es de esas cosas que, llegado a un punto, uno se plantea si no hicieron así expresamente.

      Gracias por tu comentario!

  8. […] – Comprar un libro en una librería a pie de calle es algo muy, muy, muy sencillo: entras, eliges el libro que te gusta, pasas por caja y, en caso de pagar en efectivo, de tu paso por ahí apenas que…  […]

  9. Mi caso es “no quiero registrarme, sólo dejar un comentario” Acaba de pasarme que quería dejar un mensaje en una página web y ésta obliga sí o sí a registrarte para hacerlo, o bien dar permiso a alguna red social para loguearte y poder dejar el comentario. Recordé esta entrada al instante, porque es el mismo caso aunque cambia el objeto de la cuestión: sólo quiero dejar un comentario sobre un artículo en concreto ¿por qué debo registrarme y dejar mis datos a una empresa que luego no sé qué hará con ellos por un comentario puntual en un determinado artículo? Y no se trata de comentar de forma anónima, ya que no tengo problemas en dejar mi nombre y mi correo electrónico, sino de hacerlo como lo estoy realizando en este post, sin obligación de registrarme para opinar. Por supuesto, no comenté y abandoné la página web.
    ¡Siempre es un placer leerte Bernat! Un abrazo

    1. Bueno, en este caso creo que sí tiene sentido que nos identifiquemos. Hacerlo mediante el perfil en una red privada es sencillo y rápido, y creo que no implica la cesión de tus datos al lugar donde dejas el comentario. Tiene sentido identificarse, es un modo de evitar trolls y toda la fauna de comentaristas tóxicos, por no decir comportamientos directamente delictivos (amenazas, etc.). Eso no significa que renunciemos al anonimato, pero debemos ser conscientes que vivir en sociedad implica mostrar algo de nosotros mismos.

      Gracias por pasarte por aquí!

  10. La cuestión no es si la tecnología puede salvarnos, a esta altura del desastre, sino qué clase de tecnología necesitamos.

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