Leía hace unos días la enésima carga que Mario Vargas Llosa dirigía contra Internet. En la presentación de Piedra de Toque –tres volúmenes que recogen sus artículos periodísticos de 1962 a 2012– decía el laureado escritor peruano: Uno de los riesgos de la libertad es la revolución tecnológica. Es cierto que con las nuevas tecnologías se han burlado los sistemas de censura, pero también han creado oportunidades para el embauque y la calumnia. Todo el mundo ahora es periodista. Vivimos así en una confusión en la que no sabemos donde está la mentira. Poco después supe de la publicación del libro de Paco Pastor.

Francisco Pastor Guzmán es un ciudadano de Castellón que escribió la Carta al Director más leída de la prensa española y que llevaba por título Por encima de las posibilidades, ¿de quién?. Según publica el blog Libro y Autor, llegaron a contarse hasta 500.000 lecturas de la carta; no he podido contrastar la cifra y en El País tampoco aparece. Ahora Ediciones B publica un libro basado en dicha carta titulado Siempre pagamos los mismos.

Este es un caso paradigmático de cómo está cambiando la prensa y la edición. Hagamos un breve resumen de lo acontecido:

  • La carta de Paco Pastor –bajo ese nombre publica el libro y se da a conocer– se publicó el 17 de Enero de 2012. En la edición digital del propio periódico ya cosechó una apreciable repercusión en redes sociales. Hasta el día de hoy la carta ha sido compartida directamente en Facebook 2.606 veces, 261 en Twitter, 13 en LinkedIn y 26 en Google+.
  • Fuera de el diario El País todavía tuvo una repercusión mayor, como muestran los 1032 meneos y 5002 clics en Menéame. Si insertamos el título de la carta en Google, obtendremos 2.260 resultados. No todos son positivos, pero nadie dijo que la fama fuera agradable.

  • Fuera de las redes sociales también hubo algo de ruido. Como ejemplo podemos citar el uso que el síndic de Compromís per València hizo de la carta en el Parlamento de la Comunidad Valenciana, posteriormente difundido por otros medios de comunicación.

  • Paco Pastor, sorprendido por la repercusión de su carta, rehusó conceder entrevistas. Su perfil público es tan discreto que sólo muy recientemente ha abierto una cuenta en Twitter: https://twitter.com/pacometeo

  • Ediciones B le propuso convertir su carta en libro. Al principio se negó, pero con el tiempo cambió de idea. En breve podremos encontrar sus 120 páginas en las librerías a un precio de 10 euros. Espero encontrarlo también en digital.

Volvamos ahora a lo que dijo Mario Vargas Llosa:

[…] Todo el mundo ahora es periodista. Vivimos así en una confusión en la que no sabemos donde está la mentira.

Y recordemos lo que decía no hace mucho un intelectual como Félix de Azúa:

[…] el caso nos vuelve a demostrar el peligro de las informaciones de Internet y su necesidad de regulación, algo contra lo que lucha constantemente la mafia reticular. […] Para mí, todo nombre propio de la Red es un nombre ficticio. […]

Confusión, peligro, mentira, necesidad de regulación, nombres ficticios. ¿No les suena todo esto a otra época? Ya dije en su día que parecía que algunos intelectuales vivían mejor contra Franco. El caso de Mario Vargas Llosa es diferente: su oposición al régimen franquista puede definirse como comprometida pero circunstancial. Pasaba por allí, algunos editores e intelectuales de izquierda andaban cerca, y no se pudo resistir.

Lo de Vargas Llosa viene a cuento porque, si hubo en este país un fenómeno editorial fabricado y servido al vulgo, éste fue el del boom de los escritores latinoamericanos en general y del laureado peruano en particular. Carmen Balcells lo dejó claro en una entrevista que concedió a La Vanguardia hace un par de años y en la que aclaraba:

El invento de la palabra boom no fue para constituir una fraternidad de amigos, para relacionarse afablemente e irse de excursión al campo con las familias. No, no, no… Aquello era un lobby, algo que tiene que ver con el poder literario. Con vender, ¿comprende? Vender. Y, tantas décadas después, aún funciona el invento. Venden millones de ejemplares. Son excelentes escritores. Hay intentonas de imitar aquello, de crear grupos aquí y allá. Pero los que venden son los chicos del boom: Gabo, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Donoso, Allende…

Son excelentes escritores, no seré yo quien lo niegue, pero negar el pan y la sal a lo nuevo cuando la fama de uno mismo proviene del conciliábulo comercial de los pocos que manejan el asunto es poco elegante amén de poco inteligente. Vargas Llosa es Vargas Llosa porque unos pocos apostaron por él y convencieron luego a millones. No hay nada malo en ello, es un sistema que asegura cierto nivel de calidad, siempre y cuando encaje en el canon cultural y literario. Es honesto.

El caso de Paco Pastor es muy diferente. Él ha sido aclamado tras ver su carta publicada en un periódico. Él ha recibido un encargo tras protagonizar involuntariamente un pequeño pero espontáneo boom. La única intervención del periódico fue seleccionar su carta por el tema que trataba y supongo que también por su calidad, no en términos absolutos, sino como lo que es: una carta enviada al periódico por un ciudadano. ¿Por qué las cartas que publican los periódicos son de una aceptable lectura? Pues porque hay un filtro. Pero dicho filtro no pretende encumbrar al autor –a diferencia del caso de Vargas Llosa– sino dar a conocer una opinión particular. Es igualmente honesto.

Cuando el público convirtió la carta de Paco Pastor en un pequeño fenómeno, lo hizo tanto por lo que decía como por la manera de decirlo. Sintonizó con él. Una editorial se dio cuenta, vio el negocio y le ofreció al autor publicar un libro. Ediciones B nunca le hubiera ofrecido nada de no ser porque, como escritor de una sola carta, ya había sido encumbrado por el público. Puede que se trate de un éxito fugaz, de un bluf, pero si vuelve a conectar con ese público, podremos discutir o alabar tanto como queramos la calidad de su prosa, pero siempre desde el respeto. Un respeto que merecen él y todos aquellos que escriben en Internet sin ningún tipo de control.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

2 Comments

  1. Soy un defensor de las nuevas redes y de lo que tienen de “democratizadoras” pero no podemos negar que esta “democratización” creativa, en la que casi cualquiera de nosotros puede tener su dosis de repercusión, afecta a la calidad de lo publicado. Vale que Vargas Llosa y cía en su tiempo fueran un producto bien preparadito por Balcells, pero lo que Vargas Llosa publica es material de calidad. Igual que García Márquez o Cortázar, son muy buenos autores a los que se comercializó de una forma adecuada. Resumiendo, estamos en lo de siempre: si todo el mundo puede tener un libro publicado, por pura lógica, la calidad de lo publicado será menor. No creo que todo el mundo tenga aptitudes como para escribir un libro. Todo el mundo tiene el derecho a publicar un libro y a tener su repercusión, igual que todo el mundo tiene derecho a pintar un cuadro, pero no todo el mundo tiene el derecho a ser Vargas Llosa ni Picasso, sencillamente porque es imposible. Al final decidirá el público, como siempre, pero el nivel de lo publicado, por puro oportunismo y por la necesidad que tienen las editoriales de sobrevivir, no será el mismo. La “democratización creativa” es un avance, sin duda, pero sigo pensando que hoy, casi más que nunca, hacen falta filtros que distingan entre repercusión y calidad. Aun así, es un debate sin solución en el que poco importa lo que pensemos.

    Enhorabuena por el blog, lo he descubierto hace poco.

    1. Hola Santi,
      Lo que dices es cierto: cuando todos podemos publicar, es inevitable que mucho de lo que se publique no reúna las condiciones que, hasta hace poco, eran necesarias. No niego la calidad de Vargas Llosa y el resto de autores del “boom”, ser fruto de una magistral operación de marketing no les resta validez. Pero deberíamos pensar qué hubiera sucedido si hubieran sido otros los afortunados. Porque escritores con talento que nunca llegan a destacar los ha habido siempre.

      No todo el mundo tiene aptitudes para publicar un libro, muchos ni siquiera un blog. Escribir exige, además de cierto talento y oficio, constancia y conocimiento. Ya en papel se publica mucho más de lo recomendable si tenemos en cuenta la rentabilidad de la edición profesional. Es cierto que no todo el mundo puede ser Vargas LLosa o Picasso, pero sí puede intentarlo todo el munso. En ese aspecto el nuevo paradigma es más meritocrático.

      En cuanto a que el nivel no será el mismo: tras un tiempo de calidad errática, volveremos a un nuevo estándar. No creo que en digital se publique peor, pero sí se publica más de lo peor. La mejor manera de encontrar literatura basura sigue siendo entrar en una librería, no en Internet. Siempre se ha editado porquería.

      Los filtros deberemos instalarlos en el coco de todos. El nuevo sistema exige más de cada uno de nosotros, porque también nos ofrece más.

      Gracias por tus reflexiones!

      Bernat

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