Juan Luís Cebriándijo que el rey va desnudo y todo el periodismo se rasgó las vestiduras. Es cierto que sus palabras llegan tarde, que habla como si la crisis de la prensa fuera un fenómeno meteorológico y le hubieran pillado sin paraguas; sabemos de sobra que es uno de los principales responsables del actual desaguisado pero, al contrario de lo que opina su gremio, a mí las palabras de Cebrián me parecieron una muy buena noticia.

Lo primero que uno debe hacer cuando padece un grave trastorno es reconocer que está jodido. No se confunda con notar cierto malestar indefinido y difuso; de lo que se trata es de aceptar el diagnóstico. Eso es lo que hizo Cebrián hace unos días:

Hola, me llamo Juan Luís Cebrián, soy periodista y mi gremio está hecho unos zorros por esto, aquello y lo de más allá; vamos todos directos al peñasco y blablubli…

En vez de mostrarle su aprecio –que es lo que harían en lugares como Alcohólicos Anónimos exclamando “¡te queremos Juanlu!”- se le echaron encima para acallarle, que eso de mentar la bicha queda feo por estos lares. Mal.

Estaba yo rumiando –con mi retraso habitual- si escribir algo acerca del caso, cuando topé con un articulito en el blog de Babelia, llamado Papeles Perdidos. Me paso por allí con tan poca asiduidad que el artículo de marras es del pasado 2 de abril. La cosa se titula así:

JK Rowling 1 – Amazon 0

Caramba. ¿Qué me he perdido desde hace un mes? El artículo empieza con esto:

[…] La escritora J. K. Rowling anunció que ella y solo ella -a través de su web Pottermore- controlará la venta de los libros electrónicos de Harry Potter.

Ya… eso no tiene nada que ver con Amazon. Sigo leyendo el artículo –un popurrí de noticias sobre libros- hasta dar con esto:

[…] la noticia era la publicación de los libros del joven mago en formato electrónico […] y su venta exclusiva a través de la web Pottermore.com para regocijo de varios medios, que han celebrado que la británica se haya atrevido a saltarse las reglas del comercio de libros electrónicos -en Wired lo denominaron el “momento Radiohead” de la edición- y, en especial, que haya plantado cara a la tiranía de Amazon. La autora ha decidido prescindir de los intermediarios -Amazon, Barnes & Noble, etc.- y también del DRM para que las peripecias de Potter puedan leerse en cualquier dispositivo -Kindle, iPad, Nook…-.

Alucinante empanada mental. Virginia Collera, la autora del desbarre, parece no tener ni idea de quién sale peor parado en esta historia. Del artículo de Wired no se desprende ni por asomo que Amazon salga directamente perjudicado. No es cierto, tal como dice Collera, que Rowling se haya atrevido a saltarse las reglas del comercio de libros electrónicos y no lo es por más de un motivo:

a/ No hay unas reglas del comercio de libros electrónicos: es un mercado que todavía se está inventando. Amazon tiene unas reglas, Apple tiene otras, Google otras más y luego están Libranda y otros actores importantes. Cada cual hace lo que cree más adecuado. Pese a que empieza a haber cierta convergencia de método, en comparación con las reglas (sic) del libro de papel, el libro electrónico no tiene reglas fijas. Puede que no las tenga nunca, o que al final haya diversos modelos de negocio coexistiendo.

b/ Los libros se pueden leer en Kindle: tal como explican con todo lujo de detalles en Pottermore.com, no hay ningún problema en leer los libros en cualquier Kindle. De ese modo los usuarios de Amazon no se ven perjudicados, que es lo que más le preocuparía a Jezz Bezos. No poder vender es un mal menor en comparación con que sus clientes –todo aquél que tiene un Kindle es cliente de Amazon- no puedan leer Harry Potter.

c/ Las editoriales reducidas a simples proveedores: la escritora británica ha prescindido de la cadena de valor del libro analógico. Se ha saltado al editor de la copia en papel y ha decidido vender su libro por su cuenta y riesgo. Eso ha provocado que sea más difícil venderlo a través de según qué plataformas, con las cuales deberá llegar a un acuerdo previo. Que sus libros no se vendan en Amazon es una consecuencia de las decisiones que Rowling ha tomado, no el motivo. Aquí no hay ninguna acción contra ninguna tiranía (sic).

d/ No al DRM: Rowling decide prescindir del DRM, auténtico incordio para los lectores pero que la gran mayoría de editoriales intenta mantener a toda costa. Su forma de actuar pone en cuestión algunos postulados básicos de las grandes editoriales.

¿Implica todo esto que los libros de Harry Potter no necesitan edición? No. Todo libro debe ser editado. Las editoriales que editan Harry Potter en papel están relacionadas con Pottermore, pero no como editoras, lo hacen como simples colaboradoras a quienes pedir copias impresas y CDs. Puede que el trabajo de edición digital se haya encargado a las mismas editoriales –cosa que dudo- pero de ser así se ha recurrido a ellas como proveedores, cosa que las aparta del centro del negocio. En la periferia editorial se pasa mucho frío. Bajo esta perspectiva, ¿Quién sale perdiendo con la iniciativa de la escritora británica?

He podido darme cuenta del gazapo de Collera porque conozco un poco la edición digital. La mayoría de lectores de Babelia y de El País no tienen esos conocimientos. El problema no está en el error, sino en lo que implica acerca del proceso de redacción y edición de una noticia. Me ha bastado leer el artículo de Wired y darme un paseo por Pottermore.com para ver que el titular y el enfoque del artículo eran un ejemplo de simple desinformación.

Señor Cebrián: ¿entiende cuál es el problema? que se trate de un blog no es excusa: ya he dicho algunas veces –no me cansaré de hacerlo- que cada día leo blogs independientes de una rigurosidad remarcable, especialmente teniendo en cuenta los parcos medios de los que disponen muchos blogueros. El blog de Babelia depende de un medio periodístico profesional y está escrito por periodistas; lo mínimo que le pido es que sea igual de riguroso que un buen blog independiente. Leer medios digitales gratuitos implica por mi parte un pago indirecto, que asumen las marcas que se anuncian en dichos medios. Flaco favor les hacen también a ellas ofreciendo un pésimo producto.

 

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

2 Comments

  1. […] verba volant, scripta manent el cambio de paradigma, hacia la edición digital Saltar al contenido Inicio¿Y esto qué es? ← Señor Cebrián: ¿entiende cuál es el problema? (I) Periodismo irreflexivo […]

  2. Gran artículo, muy interesante.

    La verdad es que la sensación, como siempre, es que no hay tonto más grande que el que no quiere entender, que trata, a la fuerza, que los demás se traguen sus ideas preconcebidas y llenas de interés (aunque, en absoluto, interesantes).

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