Forges, como siempre… acerado

El lunes todos los medios sacaron a pasear el bombo y el platillo de los mejores desfiles para anunciar que la desaparición de Megaupload abría la era del fin de la piratería. El periodismo clásico, el gran yonqui de la economía de la escasez, envalentonado como un hooligan tomaba partido por el negocio analógico. Lástima que la realidad les ha estropeado su buen titular.

Leo en Malaprensa que los pretendidos aumentos de facturación en cines norteamericanos y españoles, y el incremento del negocio en según qué web española de cine on demand, son un camelo. Lo afirmo porque el excelente trabajo realizado por Josu Mezo en su blog lo demuestra; no se limita a plantear la duda: la resuelve.

Todavía hay periodistas serios, de esos con título en Ciencias (sic) de la Comunicación, que niegan el pan y la sal a los blogueros. Aducen que a un bloguero le falta independencia, que le faltan medios, que puede ser muy animoso y dedicado, pero que [engólese la voz] sólo la reciedumbre y perseverancia de un curtido periodista trabajando para un medio prestigioso puede ofrecernos verdadera información [déjese de engolar la voz]. El resto son chascarrillos, nos dicen. Habladurías, argumentan.

¿Emana el Periodismo –en mayúscula y con trompetería- del despacho del director de El País? ¿Se custodian sus esencias bajo la mesa del consejo de redacción de La Vanguardia? ¿Acaso son El Mundo, Público, ABC o La Gaceta, paladines de la ecuanimidad, la independencia y la valentía? No es necesario que nadie responda. Ese no es el problema. Los periódicos tienen línea editorial y pueden estar decantados ideológicamente, pueden mostrar el mundo a través de un prisma y no por ello ser malos periódicos. Sólo se convierten en periodismo basura cuando niegan, deforman, esconden o disimulan lo que pasa, sólo descienden al nivel de la tertulia de café cuando no hacen lo que sabían hacer mejor: interpretar la realidad de forma que esta sea más clara para el lector.

Es evidente que en el caso Megaupload no han hecho su trabajo. No es una anécdota, los que saben algo del cambio de paradigma en la edición tienen muy claro que el último lugar donde buscar información sobre libros digitales es un periódico. Cualquier periódico. Encontrar un artículo atinado sobre el tema en cualquier rotativo español es ardua tarea. Independientemente de si estoy de acuerdo o no con lo que se dice en un periódico, lo que sí debo pedirle es que defienda sólidamente lo que dice. Y es ahí donde flaquean, cuando debería ser ahí donde brillaran. Es ahí cuando oscurecen, cuando deberían iluminar.

Ya he dicho en varias ocasiones que sigo muchos blogs, ya deben ser más de sesenta, y que sólo leo la prensa de forma esporádica –me costó dejar la prensa, era lector diario desde hacía veinte años. Algunos de dichos blogs los escriben periodistas, pero la mayoría no. Casi todos los blogs que sigo están admirablemente comprometidos con lo que dicen. Hay auténticas autoridades en ciertas materias, blogs por los que alguien debería pagar –yo lo haría por un buen puñado de ellos. La calidad en dichos blogs no está tan sólo en lo que dicen, sino en cómo lo dicen, en sus sólidas bases, en como comparten las fuentes, en el ingenio que demuestran al pergeñar sus historias.

También cometen errores. Sin ir más lejos, anteayer perpetré una falta de ortografía colosal en lugar tan discreto como el título de mi último artículo. Un bienintencionado lector me avisó –gracias- y ahora ya está resuelto.

¿Por qué, a pesar de tan pocos recursos, es tan alta la calidad de muchos blogs? Porque detrás hay una persona que se juega el nombre en cada artículo. No hay una empresa en quien escudarse, no hay un jefe de redacción o un director a quien echarle la culpa, tampoco hay un sueldo deprimente que sirva de justificada excusa o un grupo de comunicación donde medrar. La gran mayoría de blogs se escriben por el simple placer de hacerlo, por vocación. Unos pocos generan ingresos. Los menos, dan para vivir. Todos, más o menos, contribuyen a la marca personal de su autor, construyen su personal brand, aunque a la mayoría eso les traiga sin cuidado.

Siendo así las cosas… ¿qué es el periodismo clásico, quién es periodista y dónde podemos encontrarlos? Cada vez menos en los periódicos, desde luego. Seguro que no en los informativos televisivos, acaso quede una reserva de calidad en ciertos reportajes y documentales, en ciertos programas de autor y todavía en la radio. Hay muy buenos periodistas en las redacciones del periodismo clásico, pero aquellos que les gobiernan no están interesados en su trabajo, por eso maltratan tanto su profesión y su profesionalidad. Jibarizando las redacciones, privando de recursos a los reporteros, implementando estructuras nacidas de la más demencial mente financiera, no se llega a ninguna parte. Bueno, en realidad sí, pero es un mal lugar para el periodismo.

La Web 2.0 implica que todos seamos un poco periodistas –o un mucho- pues nos obliga a afinar el tiro, a separar el grano de la paja, nos mantiene despiertos para impedir que nos den gato por liebre. Aun así nos marcan goles y más que nos van a marcar, es imposible controlarlo todo y saber de todo. Para eso necesitamos buenos periodistas y buen periodismo. No todos salen de las facultades de Ciencias (sic) de la Comunicación. De hecho, afortunadamente, la mayoría no pasan por sus aulas ni trabajan en redacciones.

Hoy, cerramos con El Roto:

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

5 Comments

  1. No puedo estar más de acuerdo con lo que acabo de leer. Planteado de una manera simple y exquisita. Aún nos quedan muchísimas batallas por luchar, pero mi apuesta es segura: los profesionales comprometidos son los que ganarán la guerra, se encuentren donde se encuentren; tengan o no un título colgado en su pared. Gracias por el Post!

  2. […] background-position: 50% 0px; background-color:#222222; background-repeat : no-repeat; } scriptaverba.wordpress.com (via @IF3SocialMedia) – Today, 7:11 […]

  3. Estoy totalmente de acuerdo con el diagnóstico. El problema es que para hacer auténtico periodismo de investigación hacen falta fondos. Incluso aunque no cobre por sus horas de trabajo, tendrá que pagar desplazamientos, libros, accesos a bases de datos, vuelos de avión… Hay que ser muy altruista para pagarlo todo del propio bolsillo y publicar después el resultado gratis en un blog, confiando, a lo sumo, en posibles donaciones. Por otro lado, el periodismo de investigación es hoy más necesario que nunca. Hace falta una solución, aunque admito que no sé cuál puede ser.

    1. Hola Rosa,

      Tienes parte de razón. Pero… qué es “verdadero periodismo de investigación”? cuánto hace que no ves malas noticias acerca de El Corte Inglés, Banco Santander, Telefónica, BBVA, etc… en la prensa. No me refiero a quejas por el servicio, me refiero a marrones de verdad, a crisis de reputación de las que hunden marcas y carreras de directivos. Hace mucho (quizás fue nunca?). Yo creo que en la prensa de pago. Me gustaría pagar por un producto al que respete por el valor añadido que aporta. Pero, hastiado de lo mismo, lo dejé. Los periódicos de hoy con creadores de ignorancia. Ojo! no hablo de sus profesionales, los hay muy buenos. Hablo del producto. No es un producto que me interese. Ese es el problema.

      Como muy bien dices, el periodismo de investigación es hoy más necesario que nunca, pero mientras ciertos grupos empresariales crean que aplicando recetas obsoletas van a cambiar algo… vamos mal.

      Gracias por tu reflexión!

      Bernat

  4. […] El pasado 25 de abril, hablando acerca de lo mal que los periódicos habían tratado la noticia del cierre de Megaupload y el encierro de sus promotores, dije: […]

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