Recomiendo una visita al autor de la tira: Juanelo

El desenlace del juicio a Francisco Camps me ha refrescado la memoria, no tanto por el fallo del jurado como por la deficiente redacción de la sentencia. Estos días he recordado la renuncia de cierto catedrático colombiano, acaecida poco antes de Navidad y motivada por la incompetencia mostrada por sus alumnos ante la redacción de un resumen de 200 palabras.

En España muchos se obsesionan por lo poco que leemos. Son muy pocos los que, en cambio, señalan un problema mucho más desapercibido pero no menos preocupante: el nuestro es un país de analfabetos funcionales. Pareciera como si culpar al público de leer poco no estuviera mal visto y, en cambio, nos diera cosa llamar lerdo al que lo es. Saber leer no cura la ignorancia. Todos conocemos a devoradores de novela que son incapaces de entender los matices y trasfondos de cualquier artículo periodístico de análisis u opinión. Es más importante enseñar a pensar para que luego cada cual lea lo que quiera, que enseñar a leer obviando la capacidad de discernimiento.

Camilo Jiménez es un editor colombiano que hasta el pasado mes de diciembre era catedrático en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Cursaba la asignatura de Evaluación de Textos de No Ficción dentro de la carrera de Comunicación Social. En España lo llamaríamos Periodismo si no fuera porque en nuestro euroesnobismo de nuevo rico nos obstinamos en hablar pomposamente de Ciencias (sic) de la Comunicación.

Camilo renunció a su cátedra. ¿Por qué? Recomiendo la lectura completa de su carta, publicada en su blog el día 7 de diciembre de 2011. Aquí citaré el primer párrafo:

Un párrafo sin errores. No se trataba de resolver un acertijo, de componer una pieza literaria o de encontrar razones para defender un argumento resbaloso. No. Se trataba de escribir un párrafo que condensara un texto de mayor extensión. Es decir, un resumen. Un resumen de un párrafo. Donde cada frase dijera algo significativo sobre el texto original. Donde se atendieran los más básicos mandatos del lenguaje escrito –ortografía, sintaxis– y se cuidaran las mínimas normas de cortesía que quien escribe debe tener con su lector: claridad, economía, pertinencia. Si tenía ritmo y originalidad, mejor, pero no era una condición. La condición era escribir un resumen en un párrafo sin errores vistosos. Y no pudieron.

Camilo nos habla de alumnos que estudian voluntariamente la carrera de periodismo a los que la Universidad les pide, en los requisitos de ingreso:

Interés por la lectura, la escritura, el cine, la televisión, la multimedia y afinidad con las artes. Preferiblemente con excelencia en alguna forma de expresión.

Actitud investigativa para crear nuevos conocimientos sobre la realidad social y los diversos campos del saber y hacer comunicacional.

Alto desempeño en la expresión oral, escrita y audiovisual. Conocimientos básicos de informática aplicada.

La PUJ pide interés por todas las formas de expresión. Demanda actitud. Exige un alto desempeño en diferentes modos de expresión, incluida la escritura. Nada de esto es opcional, son requisitos sine qua non. El primer problema podría ser de selección de personal; ignoro cómo funciona en Colombia el acceso a la universidad, pero si es más o menos como el nuestro lo único que hacen es catalogar a los burros por la altura de sus orejas: los que las tienen más largas no entran; luego, algunos salen de la universidad habiéndola aprovechado. Con una historia reciente tan distinta, es sintomático que ciertos problemas sean tan parecidos.

Jeroen Boschma afirma, en su libro Generación Einstein, que los nativos digitales procesan la información de forma distinta, están acostumbrados a la multitarea y ven el mundo de otro modo. Según él, no son mejores ni peores, son distintos. Coincide parcialmente con Alessandro Baricco al afirmar que la cultura que prosumen no está degenerada, que su mundo intelectual no está devaluado, sino que su escala de lo que es bueno y no lo es ha cambiado. En Los bárbaros, ensayo sobre la mutación, Baricco considera que estamos ante un fenómeno parecido al del nacimiento de la cultura de masas de principios del siglo XIX cuando se impusieron géneros –la novela- y autores –Beethoven- que la cultura oficial de aquel momento rechazaba por vulgares pero acabaron imponiéndose y ahora forman parte del canon oficial.

Suscribo tanto a Boschma como a Baricco, pero creo que Camilo Jiménez alude a otra cosa. Alude al analfabetismo funcional, pero no al de siempre, sino a una precariedad intelectual nacida de la abundancia de información y su facilidad de uso. No seré yo precisamente quien tema la actual abundancia y facilidad, pero tienen sus contrapartidas. Tampoco el editor colombiano es un neoludita encerrado en su mundo analógico, pues escribe un blog desde hace mucho tiempo y participa en redes sociales como Twitter. Creo que se trata de un nuevo tipo de lector que llamaré, a falta de nada más adecuado, neolector digital.

¿Qué es un neolector digital?

Se trata de alguien que nunca se hubiera planteado dedicarse a nada parecido a leer y escribir si no fuera por la Internet 2.0. Es un lector por imperativo tecnológico:

a/ Internet ha hecho posible que una gran cantidad de información escrita llegue a un público masivo a un precio relativamente barato y mediante un esfuerzo nulo.

b/ Dicho público nunca ha leído por placer, no es bibliófilo y no tiene la lectura como un pasatiempo, acaso tan sólo una herramienta que se usa como recurso obligado. Aprecia la información escrita por su gratuidad, no por su calidad, incapaz de valorar.

c/ Se trata de jóvenes –y no tan jóvenes- en cuyos hogares nunca se ha leído, no hay libros –o hay muy pocos- y sus familias no les han inculcado ningún aprecio por la cultura escrita.

d/ Al pertenecer a sociedades del Primer Mundo o vivir en entornos occidentalizados –aunque sus países estén en vías de desarrollo-, todos saben leer y escribir de forma funcional y usan tecnologías para las que es necesario saber leer y escribir.

e/ Tienen acceso a la Universidad tras haber pasado por sistemas educativos que reciente y paulatinamente han rebajado sus estándares de calidad.

f/ Al acceder a un enorme volumen de información sin ningún tipo de cultura de lo escrito, confunden abundancia con calidad y con facilidad. No perciben la necesidad de esforzarse en un texto, pues apenas distinguen uno bueno de uno malo.

Camilo Jiménez menciona en su carta que muchos de sus alumnos pertenecen a familias acomodadas. Por decir eso se le ha tildado de clasista, pero da en el clavo de una forma hiriente: muchos han conquistado cierta posición social en relativo poco tiempo pero eso no les ha facultado para que sus retoños compartan pupitre con gente que, quizás no tan boyante, ha mostrado siempre mayor aprecio por las letras.

Creo que es un problema mucho más profundo de lo que parece. En Internet será cada vez más importante aportar orden y ser capaz de separar el grano de la paja. Cuando el acceso a la cultura era costoso todo funcionaba según la ley del embudo, caridad aparte. La cultura era una inversión onerosa que sacaba a la gente de la miseria, ergo su prestigio social era alto y las familias más pobres se endeudaban de por vida para que uno solo de sus hijos disfrutara de una educación superior. Tanto tenías, tanto valías, no porque la sociedad fuera superficial, sino porque si no tenías no accedías. Injusto, cruel pero prístino.

El escenario actual ha cambiado. Estamos en un momento de transición en el que la habilidad supera al conocimiento en el uso de herramientas de la información. Creo que se trata de algo inédito, sin precedente histórico: las ocasiones del pasado en las que el paradigma tecnológico ha cambiado nunca han primado las habilidades por encima de los conocimientos. La forma en la que se publicaba y se compartía la cultura era independiente de su disfrute. Hoy necesitamos participar de las nuevas herramientas para participar del conocimiento. Sería como si un lector del siglo XV tuviera que haber sabido cómo se imprimía un libro de papel para poder leerlo. Puede parecernos absurdo, pero ahora está pasando algo parecido.

Este nuevo escenario da ventaja a los analfabetos funcionales, los neolectores digitales sin bagaje cultural, sin pasado familiar relacionado con las letras pero con gran facilidad en el uso de las nuevas herramientas. Hay quien cree que será una ventaja permanente, pero pronostico que eso no será así. A más cultura analógica más dificultad para adaptarse al cambio de paradigma, pero una vez asumido éste, la preparación intelectual que poseen los inmigrantes digitales y aquellos nativos digitales que la aprecien, se impondrá. Surgirá entonces una aproximación cultural que compartirá lo mejor de ambos mundos –o eso me gustaría pensar- del mismo modo que en el pasado tras cada cambio de paradigma se sucedía un aumento del conocimiento y de aquellos que accedían a él. Quizás cambien ciertos cánones culturales, posiblemente dentro de pocos años nos sorprenderá el panorama cultural que surgirá de todo esto, pero la dinámica del conocimiento humano seguirá basándose en el criterio para detectar lo bueno y lo útil.

¿Nos encaminamos a una sociedad más justa? Hay quien dice que la sociedad del conocimiento, al ser también la sociedad de la abundancia, disminuirá las desigualdades y equilibrará las oportunidades. Puede que en ciertos aspectos así sea; seguro que el acceso universal a la tecnología lo pondrá todo más fácil pero ¿acaso no era igualmente fácil técnicamente escribir en el siglo X? Poseer el objeto, imitar el gesto, no lo convierte a uno en pianista. Mis sobrinos de cinco y siete años tienen lápices, imitan los gestos de los mayores, pero no escriben artículos como este.

Nos aguarda un mundo culturalmente tan injusto como siempre lo ha sido, pero esa injusticia se habrá movido levemente. Tras un paréntesis más o menos prolongado, el desempeño cultural volverá a ser sinónimo de ascensión social, pero no se parecerá demasiado a lo que hasta hace poco entendíamos por cultura. Cambiará el canon aceptado, cambiarán sensiblemente los conocimientos prestigiados socialmente, pero el mecanismo mental será el mismo, pues aunque podemos cambiar las herramientas, lo que no podemos cambiar es la base biológica que nos permite pensar. Podemos pensar diferente, pero no podemos cambiar el cerebro. Siempre estaremos sujetos a su arquitectura y a su cierta pero limitada capacidad plástica. Hay un límite a los cambios, beneficiosos o perniciosos, que Internet puede operar en nuestras mentes.

Y nos despedimos con El Roto…

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

23 Comments

  1. Muy interesante, gracias.
    Desde luego, la sociedad de la información no es la sociedad de la formación. El concepto de formación ha cambiado tanto que habría que inventar quizás otra palabra para saber de qué hablamos.
    Resulta preocupante comprobar que los alumnos de teatro no saben leer un texto; que los estudiantes de psicoanálisis, que trabaja con la literalidad de lo que se dice, tampoco; que los estudiantes de cine solo conocen, o se interesan, por las películas de los últimos cinco años; que cada vez hay más gente que escribe y cada vez se publica más pero también cuesta más encontrar una historia interesante, que diga algo, o como mínimo bien escrita; que cada vez ocurre más que los diarios de mayor tirada no solo no se libran de faltas de ortografía flagrantes en sus páginas sino que los redactores (supongo que los más jóvenes) tienen un completo desconocimiento de la historia, de todas las historias, y que anuncian como novedad algo que ya está archiinventado… En fin, he puesto el ejemplo de los oficios relacionados con las letras, con el relato, porque es donde este empobrecimiento progresivo resalta más preocupante.
    se ha escrito bastante sobre ello, no voya decir más. Solo que hay, me parece, una estrecha relación entre el tipo de (in)formación que se recibe y el analfabetismo funcional de la población, funcional, inédito en la historia de la humanidad, y que quiebra el ideal ya bastante lastimado de la confianza ciega en el “progeso”.
    Pero también es cierto que las generaciones que han crecido en un mundo siempre han puesto el grito en el cielo cuando lo han visto hundirse. No sabemos qué nos espera y qué “cualidades” -por llamarlo de algún modo- serán más necesarias para afrontar los nuevos tiempos que ya están llegando. Y que como acertó Musil hace 80 años son más cuantitativos que cualitativos. Pero sin saberlo aún, no deja de ser preocupante.

    Un saludo cordial,

    Margarita Álvarez

    1. Hola Margarita,

      Hay algo que Internet 2.0 también muestra con mucha más facilidad: la ignorancia. En el mundo analógico el ignorante no podía expresarse, con lo cual parecía no existir. Obviamente estaba ahí, todo el mundo lo sabía, pero no contaba. Hoy no es así, hoy el ignorante (y todos los somos de un modo u otro) puede expresarse con la misma fuerza que el docto. Eso nos choca. Pero sospecho que hay los mismos lerdos que antes, sólo que se ven más.

      Como bien dices, no deja de ser preocupante.

      Gracias por dejar tu comentario y por tus elogios,

      Bernat

  2. Todo el artículo, pero esa negritas finales valen su peso en oro.
    Discúlpame esta forma tan abrupta de internarme en tu espacio, te sigo siempre, pero, que yo recuerde, hasta hoy no me he sentido con el deseo incontenible de simplemente FELICITARTE. Normalmente me lo aguanto como puedo.
    Me lo llevo (enlazo) con tu permiso, como habitualmente hago.
    Sigue.
    Un abrazo

    1. Hola Sofía,

      No es para nada una forma abrupta, al contrario, es fresca y directa, cosa que me gusta.

      Gracias por tu palabras y tu felicitación!

      Hasta pronto,

      Bernat

  3. Enhorabuena, excelente post cargadísimo de razón. Desgraciadamente, y por más que se democratice el acceso a la formación y la información, sigue siendo una ilusión pensar que la cultura dejará de pertenecer a una elite…

    1. Hola Delia,

      Quizás élite y cultura sean incluso sinónimos. El ser humano juzga y valora a partir de diferencias. Si tengo que escoger, prefiero hacerlo a partir bagaje cultural que el contenido de la cartera. Siempre seremos todos algo diferentes, el problema no es si hay una élite (o muchas, creo) el problema es cuando una élite intenta imponer su particular visión del mundo a los demás, a la fuerza.

      Gracias por leerme!

      Bernat

  4. Líneas llenas de razón. Me quedo con la frase “Es más importante enseñar a pensar para que luego cada cual lea lo que quiera, que enseñar a leer obviando la capacidad de discernimiento”.
    Es la primera vez que tengo la fortuna de leer tu trabajo, y la verdad me ha cautivado, me fascino como se abordo el tema y sobre todo que es algo que no caduca, sino que debe ir evolucionando, con los cimientos como los de la frase antes citada.
    Saludos.

    1. Hola Any,

      Efectivamente, pienso que el quid de la cuestión está en enseñar a pensar; ese debería ser el principal (¿único?) deber de la escuela. Asimilar conocimientos, a partir de ahí, vendría sólo. Pero no… seguimos creyendo que embutir información en jóvenes cerebros es el camino adecuado.

      Celebro que te haya gustado y que lo primero que lees te haya cautivado. Te agradezco tus palabras.

      Gracias!

      Bernat

  5. Isabel Díaz Figueras 2 febrero, 2012 at 06:33

    Me ha encantado esta nueva forma de distinción entre la simple lectura (deletreo) y la comprensión de un texto. Más real imposible. ¡Enhorabuena!
    Participo del deseo de encuentro entre los inmigrantes digitales y los nativos. Otra cosa es que sea inminente o mayoritaria.

    1. Hola Isabel,

      Celebro que te guste!

      Gracias por tus palabras y hasta pronto!

      Bernat

  6. De la gran avalancha de comentarios generados por la carta de renuncia, este es de los más centrados y alimenticios que he leído. Pone el ojo en los puntos de verdad esenciales. No conocía este espacio: desde ahora queda en mis favoritos, y me matriculo como visitante frecuente.

    Ahora bien, respecto a esta frase: “cambiarán sensiblemente los conocimientos prestigiados socialmente, pero el mecanismo mental será el mismo, pues aunque podemos cambiar las herramientas, lo que no podemos cambiar es la base biológica que nos permite pensar”, me da por pensar que nuestro organismo ha ido mutando lentamente ante la persistencia de ciertas prácticas y costumbres. Sería una pena que la capacidad de pensar de una determinada manera, de identificar lo bueno y lo útil, se vea atrofiada por un uso permanente de herramientas a disposición. Preocupa un poco.

    En fin. Gracias por alimentar el debate de forma tan atinada. Con su permiso voy a compartir esta entrada con algunos amigos y contactos. Saludos.

    1. Hola Camilo,

      En primer lugar, disculpa la demora en responder a tu comentario. Discrepo de tu percepción de la evolución humana. Lo que tu describes es Lamarckismo, no Darwinismo. Lamarck postulaba que los seres vivos evolucionaban a medida que tomaban nuevas costumbres en vida. Darwin, en cambio, demostró que eso no funciona de esa manera y que en cambio, para resumir: el organismo propone, el ambiente dispone, la adaptación al medio selecciona. Nuestra mente no es muy distinta (o no lo es en absoluto) al nacer que la de un humano medieval o neolítico. El saber no es un factor determinante en la capacidad de procrear, antes al contrario: está claro que a más cultura (y bienestar) menos hijos. A ver si un día, con tiempo, me arranco con un artículo sobre eso.

      Gracias a ti por plantear el tema de forma tan valiente, sincera y clara. Y gracias por dejar aquí tus palabras!

      Hasta pronto,

      Bernat

  7. […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Analfabetos funcionales y neolectores digitales scriptaverba.wordpress.com/2012/01/31/analfabetos-funcion…  por eclectico hace […]

  8. Muy buen texto y, siento decirlo, se trata de un fenómeno que nos afecta al otro lado del charco también. A nosotros educadores nos toca encontrar nuevas formas de enseñanza. Eso si queremos minimizar las consecuencias del mal uso de las tecnologías actuales y futuras.
    Gracias por este espacio.
    Newton
    São Paulo, SP
    Brasil

    1. Hola Newton,

      Es un fenómeno global que afecta a todas las sociedades del Primer Mundo (o “primermundistas”), donde sea que se encuentren. Hay que zambullirse en lo nuevo sin miedo, desnudarnos de una parte de lo aprendido (pero sólo de una parte) y dejarnos arrastrar por el asombro como si fuéramos niños. Con la tecnología hay que tontear, trastear, no hay que tener miedo.

      Gracias por tu atención!

      Bernat

  9. Claudia Crosta 21 febrero, 2012 at 17:33

    El artículo es genial aunque quedo un tanto desolada por esas negrirtas al final…estoy casi convencida de que la sociedad NO VA A SER MÁS JUSTA, lamentablemente. Voy a seguirte, te felicito por este artículo.

    1. Hola Claudia,

      Cierto, el último párrafo es quizás demasiado luctuoso… no sé, yo sí tengo esperanzas, aunque creo que no podemos imaginarnos qué saldrá de todo esto. Seré diferente, deberemos aprender a valorar nuestro entorno con otras varas de medir. Sin duda son tiempos interesantes.

      No será más justa, pero sí ofrecerá más oportunidades.

      Gracias por tus palabras!

      Bernat

  10. Me ha encantado tu entrada. No puedo estar más de acuerdo. Es muy interesante, incluidos los enlaces. En rigor, si en Esaña se exigiera lo que se pide en Colombia, no entrarían alumnos en Periodismo. Te encontré garcias a un enlace de Anabel Consejo en FB. Ta añado, con gusto a mi lista de blogger. Ah tembién me parece estupendo el nombre en latín de tu cuaderno.
    Besos siempre (es mi costumbre)

    1. Hola Isolda

      Qué nombre tan bonito y Wagneriano! Seguro que te lo han dicho muchas veces. Es posible que en Colombia sean incluso más exigentes que aquí, cierto. De hecho la de periodismo es de esas carreras hechas de retales de muchas otra disciplinas, es lo que pasa cuando uno construye una titulación partiendo de un oficio, de algo que se aprende realmente partiéndose la cara cada día con la vida. Celebro que te guste mi blog y decidas seguirme.

      Hasta pronto!

      Bernat

  11. ¡Hola! He encontrado esta entrada del blog un poco por casualidad y me ha encantado; es un tema sobre el que también he reflexionado al comprobar las actitudes de la gente en la red. En el fondo creo que hay una gran falta de educación para la vida digital: se nos hace ver que es una réplica de la realidad y que por lo tanto no necesita enseñarse, pero sus dinámicas son muy distintas. De la misma forma que creo que la continua devaluación de la educación (en contenidos, financiamiento, etc) es intencionada, creo también que los analfabetos funcionales y los neolectores digitales son figuras que interesan al sistema y que por eso la sociedad será cada vez menos justa; quizás más tranquila, más anestesiada, pero con más desigualdades. Enhorabuena por el artículo y gracias por compartirlo e invitarnos a pensar.

    1. Hola Alberto,

      Es posible que al sistema le interese, a corto plazo, la abundancia de analfabetos funcionales de todo tipo, digitales incluidos. Pero la historia -siempre la historia- también tiene lecciones en ese caso: alfabetizar a la población durante el siglo XIX sirvió para inculcarle mensajes y tenerla controlada… pero dicha población aprendió a pensar un poco más por su cuenta. En ese sentido, teniendo en cuenta ciertos aspectos del pasado, estoy esperanzado respecto al futuro.

      Gracias por pasarte por aquí!

      Bernat

  12. Hola! Una profesora de la escuela donde estudie ha compartido la nota por FB y realmente ya el titulo me ha cautivado. Muy interesante!!! Es algo que venia viendo y me parece que esta expresado de una manera muy clara. Pienso que es muy importante cultivar el espiritu critico y asumir las tantas subjetividades como personas hay en el mundo.
    Asi como también enseñar que los articulos, notas, cuentos, noticias, etc, no porque esten escritas con letras “impresas” por decirlo de alguna manera… sea “la realidad”, sin transfondo ni historia o proyección…Siempre detrás hay alguien que escribe, con su pasado, su interpretación del mundo…sus deseos …tanto románticos como políticos…
    También te agradezco por invitarnos a pensar y poner en palabras algo que quisá con conciencia y voluntad se pueda ayudar a combatir con pequeños granos de arena…
    Saludos argentinos-barceloneces.

    1. Hola!

      Gracias por tus palabras, con pequeños granos de arena se construyen montañas.

      Hasta pronto!

      Bernat

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