Car piles crushed

Desguace

Ha llegado a mis manos el acta de la reunión que el partido político Barcelona en Comú –ganador de las pasadas elecciones municipales del 24 de mayo– organizó el pasado 5 de mayo con representantes del sector del libro en Barcelona. La lectura del documento, titulado ‘Acta: Trobada sector del llibre. 5 de maig de 2015’, es decepcionante y muestra una visión accidental y anecdótica. Es posible que Barcelona en Comú tenga un modelo de ciudad pero no parece tener nada nuevo que decir en una de las industrias más importantes de la capital catalana.

Contraste y contexto

Documentos como el ‘Plan Integral de Fomento del Libro y la Lectura’ que analicé en su día son el fin de un proceso y el retrato de quienes los pergeñan. El ‘Acta: Trobada sector del llibre. 5 de maig de 2015’ es diferente pues documenta un paso dentro de un proceso. Necesitado de un contexto que el documento por sí solo no me da y consciente que el proceso podría haber avanzado, he intentado averiguar si hay una nueva versión más trabajada.

La persona que me facilitó el documento no asistió a la reunión del 5 de mayo y no tenía más información. Otra persona que sí estuvo en la reunión –y que prefiere mantener el anonimato– me comentó que desde el 5 de mayo se había avanzado. Tirando algo más del hilo, de otra fuente pude saber que el documento lo redactó un miembro del partido político Podem Barcelona –integrado a su vez dentro de Barcelona en Comú; prefiero no mencionar su nombre hasta que no haya podido contrastarlo directamente. Ignoro si esta persona sólo redactó este documento o está coordinando las líneas maestras del hipotético modelo del sector del libro de Barcelona en Comú, aunque su vinculación con el sector editorial hace posible ambos extremos.

Con esta información me dirigí al departamento de prensa del partido. Este artículo se publica una semana después de mandarles un e-mail con las siguientes preguntas:

  • ¿El documento lo redactó X, de Podem Barcelona?
  • ¿En caso afirmativo, además de redactarlo ha coordinado todo el proceso?
  • ¿La nueva comisionada de cultura del Ayuntamiento de Barcelona ha tenido algún papel en la redacción del documento o se lo ha encontrado hecho?
  • ¿Quién asistió a la reunión del día 5 de mayo y por qué no ha trascendido dicha reunión?
  • Tengo entendido que, desde el 5 de mayo, se han realizado progresos y que los planteamientos acerca del sector del libro están más avanzados. ¿Me podríais confirmar si es cierto y si hi hay algún documento publicado al que pueda acceder? En cas negativo, ¿por qué?
  • Sea cual sea el punto en el que se encuentre la cuestión, ¿será integrada dentro de la política cultural del Ayuntamiento?

Les aclaré que no esperaría la recepción de una respuesta para publicar el artículo, que saldría a finales de la presente semana –como así ha sido– pero que me gustaría contar con sus aportaciones antes de cerrarlo (decirles que no esperaría su respuesta puede parecer una bordería pero no quería que pospusieran indefinidamente la respuesta en su propio beneficio). El martes pasado recibí la única respuesta hasta el momento: ‘Hola, en los próximos días te facilitaremos una respuesta’. Nadie firmaba el e-mail.

Barcelona en Comú y Podem Barcelona han hecho de la transparencia uno de sus rasgos diferenciadores. Hasta el momento, todo lo relacionado con el ‘Acta: Trobada sector del llibre. 5 de maig de 2015’ es opaco. Ni en la web de Barcelona en Comú ni en la de Podem Barcelona se menciona la reunión del 5 de mayo ni se habla de ningún encuentro con representantes del sector del libro. El mencionado documento no está disponible. Pero la reunión, el proceso y los documentos existen.

Ideas en vuelo rasante

Si la opacidad fuera el único problema este artículo terminaría aquí. Lo peor es su contenido, un batiburrillo de ideas trilladas y en vuelo rasante. Aunque parece más o menos acertado en el diagnóstico de los problemas –llevamos años de diagnóstico– falla en lo propositivo. Es más de lo mismo. Lo mismo pero más, quiero decir. El documento tiene 14 páginas y se divide en los siguientes apartados (con otros subapartados):

  • Introducción
  • Medidas generales
  • Librerías
  • Festivales y ferias

De las editoriales se habla extensamente en la Introducción y en las Medidas generales, pero no han dedicado un apartado propio al análisis de sus problemas; ojo, sin editoriales, al menos de momento, no hay sector del libro. El documento tampoco analiza la red de bibliotecas –las menciona una sola vez– cuando Barcelona tiene la red más grande de Catalunya y la segunda de España. Obviar su poder de compra de títulos y de gestión de la lectura pública es sorprendente.

Aquí trataré el contenido de las primeras cinco páginas del documento que incluyen la Introducción y las Medidas generales porque es la parte estratégicamente más relevante. Obviaré el resto por repetitivo y vacío de orientación objetiva clara. Sólo diré que el apartado dedicado a las librerías es un refrito, una sanfaina, un pisto de cosas ya vistas, ni siquiera aliñadas con imaginación.

El documento está en catalán; no traduciré los fragmentos citados pues son de fácil comprensión para el castellanohablante medio. No colgaré el documento, pero lo pongo a disposición de todo aquél que lo solicite.

Una Introducción elocuente

La Introducción es un resumen del estado del sector editorial. Sus mimbres son endebles como ponen de manifiesto éste y otros fragmentos (Pág. 1):

Sembla ser, doncs, que cal parlar de crisi de la gran industria més que de crisi del llibre, i d’una crisi vinculada al model d’expenedoria de llibres (consistent en la degradació de l’ofici de llibreter i el consegüent descuit de la riquesa i potència dels microprojectes editorials) que ha primat en els últims anys durant el creixement de la indústria.

En general hi ha consens entre els diferents grups que existeix un problema de visibilitat.

Parece que se parte del prejuicio de que ‘los grandes grupos son malos y las pequeñas iniciativas son buenas’. Toda opción política tiene su ideología, defiende unas ideas y propone unas medidas acorde con ellas, pero el análisis de la realidad debe hacerse con algo más de distancia. La introducción de un sesgo ideológico en esta fase les impide ver que la crisis del modelo es integral y que afecta a todos, grandes, medianos y pequeños. Hay grandes cadenas de librerías a las que no les va tan mal. Otras librerías, pequeñas y alejadas del modelo de ‘expendeduría de libros’, lo están pasando muy mal y se ven obligadas a cerrar. Muchas sobreviven gracias a la alta rotación de ocasionales grandes éxitos. Algunas más, de apertura reciente y muy pequeñas pero muy activas están prosperando. Lo mismo sucede con los grandes grupos editoriales; hay uno en pleno y silencioso hundimiento mientras otro funciona bastante bien. La cuestión es mucho más compleja que el grosero brochazo que da el documento.

La segunda página habla de los hábitos de lectura. Se afirma, como siempre, que los españoles en general y los catalanes en particular leemos poco. Ya he demostrado en otras ocasiones que sí, que los suecos leen mucho más, pero vista nuestra muy tardía alfabetización, nuestro secular atraso educativo y el aumento sostenido del 1% anual de los últimos años nuestros hábitos de lectura son más que respetables.

En la misma página y la siguiente hacen un breve listado de las instituciones públicas catalanas que se ocupan de la cosa del libro y se olvidan del Servicio de Bibliotecas de Generalitat de Catalunya y de la red de bibliotecas de la Diputación de Barcelona; juntas cuentan con un presupuesto enorme para la compra de libros y gestionan el 90% de las bibliotecas catalanas.

Al libro digital dedican 8 líneas, la mitad de las cuales las desperdician hablando del IVA. Lo mencionan en otros pasajes dentro del documento pero sólo de forma reiterativa sin aportar nada nuevo.

Unas Medidas Generales apolilladas

De la Introducción pasamos a las Medidas Generales. Este apartado empieza con el párrafo que mejor resume la estrechez de miras de los autores del documento:

De forma general, la capacitat de l’Ajuntament de Barcelona, a través de l’ICUB, d’incidir en el sector editorial implica augmentar la participació ciutadana en les mesures que afecten els agents del llibre de proximitat: llibreries, biblioteques i esdeveniments literaris (fires, festivals, clubs de lectura, etc).

Es decir, lo único que creen poder hacer con el sector editorial es una política de paños calientes para que la ciudadanía participe más. Para ello montarán más happenings, ferias y festivales. No creen que lo del libro sea una industria y no proponen ni una sola medida que promueva la reconversión industrial del sector, una reconversión que si hace cuatro años era necesaria ahora es urgente y durante los próximos cuatro será apremiante. Estas son algunas de las medidas generales que se proponen:

El sector reclama reunions regulars amb l’Ajuntament de Barcelona i l’ICUB per tal de trencar amb la incomunicació existent entre els i les professionals del llibre i les institucions de la ciutat.

¿Quién es ‘El Sector’? ¿Los de siempre? No existe nada parecido a ‘Calle del Sector del Libro sin número, puerta A, escalera derecha’. Lo primero que deberían hacer es definir bien en qué consiste eso de ‘El Sector’ y quiénes son los profesionales del libro. Obviamente no pueden estar todos pero estaría bien empezar por decirnos con quién se reunieron el día 5 de mayo porque están actuando como un lobby y todavía es más perentorio que se sepa quien asistió. El trabajo de lobby, aunque sea informal, es legítimo. El problema no es la falta de transparencia.

En la página 4 proponen abundar en más campañas de fomento de la lectura. O no tienen bastante con el dinero tirado durante los últimos años o bien siguen a pies juntillas eso que pide ‘El Sector’. Luego, proponen:

Hem de dur a terme campanyes i accions concretes que augmentin la visibilitat del llibre a l’espai públic de la nostra ciutat: portar els llibres al carrer, als transports públics i a tots aquells esdeveniments o fires que, tot i no estar destinats al llibre, comptin amb la participació ciutadana i ajudin a transmetre la idea que els seus continguts estan presents a tots els àmbits. Aquí podria valorarse la possibilitat de vendre llibres en presentacions puntuals als centres cívics, fet que actualment no és possible.

Parecen desconocer el acuerdo entre el Gremio de Libreros de Catalunya y el Servicio de Bibliotecas de la Generalitat en virtud del cual, y entre otras medidas, los usuarios de la red de bibliotecas podrán comprar libros de papel y decidir si los recogen en la misma biblioteca o en la librería de proximidad que ellos elijan. Si cambiamos ‘centros cívicos’ por ‘bibliotecas municipales’ –en Barcelona, además, hay ya varios centros cívicos compartiendo espacio con una biblioteca– ya lo tenemos. Ergo ya existe. Otra cosa es cómo se está desarrollando, pero el marco está en vigor.

ACTUALIZACIÓN: No, no lo desconocen, pero no entienden sus virtudes. En un repaso al documento –uno nunca puede bajar la guardia– se menciona el acuerdo en la página 8, dentro del apartado de librerías, pero para cuestionarlo. Como no quiero alargar el presente artículo (ya demasiado largo) trataré el tema en una segunda parte.

La alusión a la visibilidad del libro en el espacio público está muy bien pero… ¿qué significa? ¿en qué se concreta? En su día Penguin Random House –cuando todavía era Random House Mondadori– puso en marcha la campaña Bibliotren en colaboración con los Ferrocarriles de la Generalitat y el Gremio de Libreros. Según la web informativa de la campaña, ésta consistía:

[…] en convertir diez vagones de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya en una biblioteca virtual. El usuario tendrá acceso a los primeros capítulos de una selección de cuarenta títulos publicados por Debolsillo y Rosa dels vents.

La lectura de estas primeras páginas se podrá hacer en dispositivos móviles a través de códigos QR.

La campaña fue un éxito. Hay mucho inventado, mucho que copiar bien, en el ámbito de la visibilidad del libro. El documento prosigue:

Totes les edicions i coedicions de llibres de l’Ajuntament de Barcelona tindran en compte els següents aspectes:

  • Es treballarà amb editorials independents fora del gran circuit industrial per tal de promoure un teixit editorial divers.
  • Es treballarà amb impremtes de la ciutat no vinculades a multinacionals per a impulsar la seva supervivència.
  • Els continguts dels llibres editats per l’Ajuntament seran accessibles a la ciutadania a través de la llicència Creative Commons.
  • Se seguiran criteris d’ecoedició.

Es buena idea trabajar con editoriales e imprentas independientes porque el dinero público se queda en empresas del municipio pero eso plantea algunas cuestiones. La más importante es definir qué es una ‘editorial independiente fuera del gran circuito comercial’; no crean que es tan fácil, la mayoría de editoriales independientes que conozco, pequeñas y medianas, también están dentro ‘del gran circuito comercial’, es decir, grandes superficies y cadenas de librerías. Por otro lado, la adjudicación a dedo sólo es posible por debajo de cierto presupuesto, de lo contrario debe organizarse un concurso público. Las grandes imprentas son capaces de trabajar con precios más competitivos por una cuestión de escala. Personalmente me sentiría más cómodo si el documento propusiera hacer un uso más eficiente de los recursos encargando los proyectos en función de parámetros de calidad y precio, sometiendo todo el proceso a la luz pública.

El acceso de los contenidos mediante Creative Commons también es una buena idea pero por un lado las CC cuentan con opciones muy restrictivas –casi tanto como la gestión habitual del copyright– y por otro los autores deben estar de acuerdo. Y no tienen por qué estarlo. No están obligados. No es tan sencillo. El Acta sigue hablando en nombre de ‘El Sector’:

El sector reclama una centralitat de la ciutat més gran en el món del llibre. Per exemple, no es compta amb una fira del llibre popular com la que se celebra a Madrid. […] A la vegada, les mesures derivades de la candidatura han de fugir d’una visió homogeneïtzadora de la literatura i han de mostrar el llibre com a espai de conflictivitat.

No atino a comprender qué diablos significa ‘una centralidad de la ciudad más grande en el mundo del libro’. Que Barcelona no cuente con una feria como la de Madrid no tiene por qué ser malo; no en todas partes cuaja lo mismo y en Barcelona –y también en Catalunya– están apareciendo muchas ferias especializadas que se dirigen a un público bien identificado, algunas de las cuales el Acta menciona en el apartado correspondiente.

No sé quién les ha vendido la moto que lo de Madrid es una feria ‘popular’. Es una feria organizada por los libreros de Madrid que es un éxito de público. De ahí a llamarla ‘popular’ va el mismo trecho que considerar que los antiguos regímenes del Pacto de Varsovia eran democráticos y populares porque casi todos se llamaban a si mismos ‘república democrática’ o ‘república popular’.

Con lo que definitivamente descarrilan es con ‘la visión homogeneizadora de la literatura’ o con ‘el libro como espacio de conflictividad’. Estamos hablando de la industria y el comercio de libros, no de participación ciudadana, aunque esta pueda tener un papel interesante que cumplir. Habrá libros que serán pura literatura, otros que se moverán en vecindades literarias y otros con los que habrá que tener a mano la bolsa de basura, algunos serán conflictivos y otros serán más suaves que un gatito. Lo mejor, en el ámbito de las editoriales privadas, es dejar el contenido de los libros en paz; contenido y continente tienen que tratarse de forma diferenciada.

En un sorprendente salto al pasado los redactores del documento proponen:

Una altra reclamació del sector és la creació d’un museu del llibre o l’edició, que serveixi per al foment de la lectura i inclogui itineraris educatius per a escoles. Una de les mesures estrella de la Candidatura de Barcelona a Ciutat Creativa de la UNESCO inclou la conversió de Vil∙la Joana en un museu de la literatura. S’hauria d’avaluar aquesta proposta.

¿Un museo? Nunca he oído pedir a nadie de ‘El Sector’ –empiezo a pensar que es un polígono industrial o un nuevo barrio de la ciudad– un museo del libro o la edición. No es que la idea no me guste pero ¿de veras es un ‘problema’ que debamos resolver con urgencia? La millonada que nos costará un museo más bien modesto estará mejor empleada en cosas mucho más productivas. Por cierto, Vil·la Joana está, en palabras suaves, en el culo del mundo. ¡Ah! Háganse un favor y aprendan a distinguir entre edición y literatura. No son lo mismo. La última perla de las medidas generales es:

És urgent impulsar el parc gràfic de Barcelona i Catalunya no vinculat a les grans multinacionals; un parc gràfic que cal potenciar mitjançant convenis de col∙laboració específics. Actualment és un sector que es troba en perill a causa de la dependència a nivell de maquinària de les multinacionals.

A estas alturas del documento las grandes multinacionales empiezan a caerme bien. No se puede gobernar una ciudad de espaldas a la gente, pero tampoco se puede gobernar de espaldas a un grupo concreto, en este caso el de las multinacionales de la edición y las artes gráficas. Impulsar un parque gráfico equilibrado es una medida industrial sensata, pero eso significa que las multinacionales –que, por cierto, también las hay catalanas– deben tener su lugar. Como en un ecosistema equilibrado.

Más inquietante es la alusión a ‘la dependencia a nivel de maquinaria de las multinacionales’ ¿Pretenden fabricar maquinaria de impresión? Lamento decirles que los costes de desarrollar una industria puntera partiendo de la nada –ese es nuestro punto de partida– son prohibitivos, que el retorno de este tipo de inversiones se cuenta en lustros o décadas y que lo de manchar papel anda de capa caída. Eso por no mencionar que es un mercado muy maduro con unos gigantes que imponen unos costes de entrada estratosféricos.

Conclusiones

Ignoro si los avances realizados mejoran mucho o poco lo que acabamos de ver. Lo ignoro porque no he recibido ningún tipo de respuesta a mis preguntas. No soy muy optimista por varias razones. El Acta está fechada sólo 19 días antes de las elecciones municipales. Hay proyectos que necesitan cocinarse a fuego lento. Tres semanas no es tiempo suficiente para construir una política municipal coherente entorno al libro, su comercio y su industria, todavía menos si los ingredientes están tan crudos como lo estaban el 5 de mayo.

Hay quien dice que Barcelona en Comú no esperaba ganar y de ahí vienen prisas e improvisaciones. Lo ignoro. En cualquier caso la solución es ser más transparente, no menos. No estaría mal abrir al debate público la cuestión del futuro del libro en Barcelona. Ganarían tiempo, quedarían bien con el personal y recogerían ideas. Y presumirían de transparencia. Ahora tendrán difícil hacer cualquiera de estas cosas con un mínimo de credibilidad.

Respeto que los asistentes a ciertas reuniones quieran conservar su anonimato, especialmente porque esa reunión se produjo antes de las elecciones y a algunos –no a mí– les puede parecer embarazoso salir en la foto con según quien. Pero esa forma de hacer las cosas nos ha llevado a la actual esclerosis del sector. No podemos seguir decidiendo el futuro del sector en cenáculos y capillitas, todavía menos si quien nos reúne es un partido político –del color que sea– con aspiración a gobernar y a gestionar dinero público.

Que el profesional de la edición Fulanito se reúna con el cargo público Menganito para hablar del sector editorial no implica que Fulanito vote a Menganito. Deberíamos empezar a aprender que lo mejor que podemos hacer cuando un político –del color que sea– nos pida su opinión es dársela y lo mejor que puede hacer él –y nosotros– es publicarlo. De lo contrario parecerá que Menganito le hace un favor a Fulanito porque son de la misma cuerda. Y muchas veces –de hecho, la mayoría– no es el caso.

Lo más importante es que el nuevo consistorio se estrena sin una idea clara de qué hacer con el sector del libro en general ni con la industria editorial de Barcelona en particular. Parecen desconocer los grandes problemas que aquejan al sector, como la necesaria reconversión industrial, las nuevas formas de acceder al conocimiento, las tendencias en compra y venta de derechos, la precariedad de los trabajadores y profesionales del libro, las nuevas realidades libreras, la realidad institucional pública y privada del libro y sus principales actores y así un largo etcétera.

Hace unas semanas un editor veterano me dijo que esperaba que el nuevo consistorio fuera más sensible con el sector editorial. Para empezar se conformaba con que no molestara. A la vista de este documento no parece que vayan a molestar demasiado, acaso añadan color al panorama; tampoco van a hacer nada productivo para fortalecer la industria de la edición en Barcelona. El problema es que no podemos permitirnos el lujo de estar cuatro años más sin hacer nada.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

3 Comments

  1. Comprendo tu frustración. Es difícil entender y gestionar lo que está pasando. pero creo que en este momento tenemos la oportunidad de construir, quiero decir, que estos nuevos gobiernos abren las puertas a que la gente colabore, aporte, proponga, y con propuestas concretas, seguro que es más fácil que se avance.
    Puede ser más útil proponer algo que analizar en detalle lo que se ha dicho. Y puede que lo propuesto, si es bueno, salga adelante, aunque tampoco esto es fácil.
    😉

  2. Carlos Pujol 3 julio, 2015 at 18:27

    Muy lúcido e incisivo, Bernat, como siempre. Quizá deberíamos volver a leer todos Tout doit disparaître le 5 mai, de Pierre Véry (en magnífica traduccion de mi abuela —Mary Rowe—, por cierto).

  3. Sinceramente, un artículo muy preocupante. Me hace preguntarme hasta qué punto los nuevos partidos políticos tienen detrás algún análisis serio de la realidad, en este tema y en cualquier otro (educación, sanidad, justicia, política energética… lo que sea).
    Espero que sean algo más que un puñado de eslóganes afortunados que se hacen eco del descontento ante la terrible situación actual. No sé si ofrecen alternativas realistas frente a la vieja forma de hacer política. Esto es España, en fin, buenas palabras pero nada más.

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