Llibres– Imagen: Wikipedia

Llegará un día en que la gran mayoría de libros se editará sólo en formato digital. Ignoro cuánto tardará en suceder –al respecto ya me he equivocado suficiente– pero es muy probable que escenas como la que encabeza este artículo tengan los años contados, escenas que se dan el día de Sant Jordi –San Jorge– en Catalunya, nuestra forma de celebrar el 23 de abril, Día del Libro.

Hace unos días el área de Artes y Humanidades de la UOC –Universitat Oberta de Catalunya– proponía la siguiente cuestión en su cuenta de twitter:

Yo interpreté la pregunta en el sentido de ‘qué sucederá el día que los libros sean –sobre todo– digitales’, porque la convivencia entre lo digital y lo analógico ya se produce hoy y dije lo siguiente:

El día de Sant Jordi los libreros hacen su agosto. Según el Gremio de Libreros de Catalunya llegan a vender entre el 5 y el 8% de la facturación anual. En un solo día. Las calles se llenan de gente que compra libros –muchos compran su único libro del año– y los editores locales aprovechan para lanzar sus novedades con más tirón comercial en un intento de alcanzar la cima de las listas de los más vendidos.

Sant Jordi es una fiesta que sucede en la calle y alrededor del libro de papel. Eso no casa del todo bien con Internet y el libro digital. Si en un futuro la gran mayoría de títulos comerciales sólo son digitales ¿qué sucederá con fiestas como ésta?

Menos libros… ¿más cultura?

Aunque sucede en la calle y alrededor del libro de papel Sant Jordi no es una fiesta cultural, no exactamente, ni lo es ese día. El 23 de abril los 7 millones de catalanes compramos 1,4 millones de libros. Las semanas anteriores a la fecha ya se registra un sensible aumento de ventas y de actos de presentación de aquellos libros que son novedad aprovechando la ocasión. ¿Son actos culturales? Bueno, inevitablemente si se habla de libros se hablará de cultura pero aquí no hay lugar para políticas a largo plazo; hay incluso una categoría, la de los llamados ‘libros mediáticos’ escritos por personajes famosos que (casi) sólo tiene sentido en fechas de compra masiva –compulsiva– y esta lo es.

El 23 de abril compramos libros –y rosas, otra costumbre local– como si no hubiera un mañana y un ‘farenheit 451’ local arrasara con todo. Esta venta masiva de libros a pie de calle no tiene sentido en un entorno digital; de hecho no puede tener lugar porque la compra de libros en Sant Jordi forma parte de una tradición y el acto cultural es accidental. Es tradición comprar un libro y una rosa –la tradición estricta manda que las chicas regalen libros a sus parejas y los chicos obsequien a su pareja con una rosa pero, afortunadamente, con el tiempo aumentan las variables– y mientras la rosa no es fácilmente digitalizable lo del libro ya es otra cosa.

Un Sant Jordi comercial no se sostiene con el libro digital pero tiene mucho más sentido como acontecimiento cultural capaz de fomentar la lectura. La progresiva digitalización obligará a replantearnos las fiestas alrededor del libro centrándolas más en su contenido –la cultura– que en su vehículo comercial –el libro, sea de papel o digital– porque su vinculación no será directa. Hasta hace poco no podíamos separar la cultura escrita de su vehículo físico pero hoy sí y eso traerá cambios importantes.

Laura Huerga, editora de Rayo Verde, respondió a mi tuit de esta forma:

Estoy de acuerdo con ella, las grandes plataformas y los grandes grupos editoriales intentarán mantener el fenómeno comercial pero su desnaturalización física se lo pondrá muy difícil. Es muy probable que deban aumentar los actos culturales alrededor del libro para conseguirlo y puede –sólo puede– que eso arrastre al resto a hacer lo mismo aunque yo creo que será al revés: aquellos con capacidad de fomentar la cultura y con ella la lectura marcarán la pauta de las fiestas y ferias relacionadas con el libro.

En Sant Jordi la gente sale a la calle y se da de bruces con los libros de papel y las rosas. Es (casi) inevitable comprar uno –o más– de cada. No me imagino cualquier futuro 23 de abril ‘saliendo a Internet’ y dándome de bruces con un libro digital aunque es evidente que hay algunas maneras de simular la experiencia. Pero un ‘pop-up’ o la publicidad intersticial no son lo mismo.

La faceta cívica y cultural de Sant Jordi no sufrirá porque queda la rosa como anclaje físico a una tradición pero todo lo que envuelve al libro deberá reinventarse. Creo que apostar por más cultura será una de las pocas maneras de seguir fomentando la lectura y, con ella, la compra de libros. El Día del Libro, Sant Jordi, tiene un futuro, pero deberíamos ir pensando, con tiempo y calma, cómo será.

Adenda: no se pierdan la reflexión de Txetxu Barandiarán en una línea muy parecida.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

8 Comments

  1. Caius InterneTitus com molt bé saps ja ho va dir: Internet volant, scripta manent.

  2. […] por el futuro de la fiesta del Día del Libro ante el futuro digital que se avecina, como vemos aquí y aquí. Pero Anna Abella de El Periódico nos incorporó a los dos en el mismo artículo: […]

  3. Aparte del “anclaje físico” de la rosa, que tracciona al libro impreso, creo que éste seguirá estando vivo para acontecimientos puntuales como éste, porque el objetivo de estas fiestas es, precisamente, hacer y regalar cosas distintas a las habituales. Mala noticia para los editores, porque el libro impreso se habrá convertido (¿ya lo es?) la excepción, no la regla 🙁

  4. Hola Bernat, tú mismo dijistes lo que es el libro; un proceso. No debería estar ligado a otra cosa. Bajo mi punto de vista no necesariamente el libro en papel desaparecerá, si que se reducirá el volumen de ejemplares pero la impresión bajo demanda hará que sea un nicho con unas prestaciones mucho mayores que cuando era para un público objetivo, ¿porqué? porque podrán elegir letras, tipografías, colores… hay gente que todavía lee en papel, o que lee en papel para unas cosas y en digital para otras. Bajo mi punto de vista el error de todo esto, son los grandes lobbies que además del sector editorial controlan muchas más cosas (atresmedia no es sólo otro ‘producto’ de unidad editorial por ejemplo). El golpe final al libro en papel vendrá cuando las publicaciones electrónicas sean iguales (¿porqué si son “productos culturales unas se gravan al 4% y las otras al 21%?). Pero lo que falta es innovación y una apuesta firme por el cambio en lugar de poner barreras a un mar y culpar de los fracasos a la piratería, a la crisis, a google, etc. Un saludo 🙂

    1. donde pones, el golpe final, querrás decir el primer golpe, porque de momento aún no ha recibido ninguno.

      1. Ninguno de las autoridades….el mercado está dando golpes muy claros, sólo hace falta ver la caída de ventas en los últimos años a nivel mundial (a pesar del repunte de este año).

  5. […] reflexión me la provoca Bernat Ruiz (con seguridad, de lo mejor que se puede leer – y conversar – sobre la transformación […]

  6. Puede ser que hayan caído las ventas de libros, eso quizá quiere decir que se venden.
    Los ebooks ( que no libros) no han caído de ventas porque primero deben subir algo ( y de momento no lo han hecho mucho).
    Es posible que en pocos años los ebooks pasen a cajas de zapatos parecidas a las usadas para poner casetes, disquetes, videos, CD’s…

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