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Damos por sentado que cualquier compra realizada por Internet no tardará más de dos o tres días en llegar a casa. Nos hemos acostumbrado a recibir los pedidos en 24 horas. Hemos oído hablar que en los Estados Unidos Walmart, Amazon y Google compiten por remitir los pedidos dentro del mismo día, incluso en domingo. Ahora puede que podamos recibirlos en menos de una hora.

Todos aquellos que tuvimos nuestro primer ordenador avanzada ya la adolescencia asociamos lo de recibir un pedido en menos de una hora a comercio de proximidad. En el mundo analógico en el que crecimos –y en el que mentalmente tenemos todavía un pie– rapidez y proximidad iban inevitablemente unidos, más por limitaciones de logística y organización que por una simple cuestión de medios. Hace veinte años a nadie se le había ocurrido –más allá de los servicios urgentes en farmacias y similares– montar servicios de entrega en menos de una hora. Ni siquiera era necesario. No es que ahora sea una cuestión de vida o muerte, es que ahora forma parte de la oferta viable de servicios, de la experiencia de compra posible. Ahora, por mucho que nos sorprenda, puede ser normal. Tan normal como recibir, en cuestión de segundos, mediante e-mail, un documento desde Nueva Zelanda.

Winding es una nueva empresa de servicios que este septiembre inicia sus actividades. Su objetivo es optimizar la relación entre las tiendas on-line, sus clientes y los mensajeros, en tiempo real. Cuenta con un software de gestión que funciona del siguiente modo:

  • La tienda on-line añade Winding como una de las opciones de mensajería mediante un plugin –un pequeño programa– en el portal de venta del establecimiento.
  • Cuando un cliente escoge Winding como opción de entrega se le muestra una parrilla con tiempos y precios en función del mensajero mas eficiente para la entrega.
  • Mediante esta parrilla el cliente puede contratar el servicio más rápido dentro de la siguiente hora, otro momento dentro del mismo día o programar la hora y la fecha que le vaya mejor. Los precios varían en función de las opciones.
  • El pago a Winding corre por cuenta del cliente, no del establecimiento on-line, quien lo cargará en la factura de los productos que haya adquirido.
  • Una vez contratado el servicio, el mensajero indicado se hará cargo del pedido y lo entregará en el momento y forma señalados.
  • El cliente recibe un email con un enlace a una web desde donde podrá seguir el recorrido de su compra.

Este sistema tiene varias ventajas para los tres actores implicados:

A las tiendas on-line les permite ofrecer una mejor experiencia de compra, adaptándose a las necesidades de sus clientes sin tener que llevar a cabo ninguna inversión. Todos los comercios on-line, sean del tamaño que sean, se benefician igual de las prestaciones de este nuevo servicio, de manera que todos tienen las mismas oportunidades de competir sin importar otros factores de escala. Es un servicio neutro que no privilegia ninguna tienda on-line en particular, ninguna marca, como tampoco a ningún colectivo ni empresa de mensajería. No exigen exclusividad y las tiendas on-line pueden ofrecer su servicio como la única opción de entrega de los pedidos o como una más, junto con la mensajería convencional y el correo postal. Los clientes de la tienda on-line siguen siendo suyos porque Winding es un intermediario transparente, un facilitador.

A los mensajeros autónomos y a las pequeñas empresas de reparto les ofrece la posibilidad de complementar su negocio convencional con ingresos adicionales sin tener que realizar ninguna inversión. De este modo pueden sacar mejor provecho de días flojos y recursos infrautilizados como si formaran parte de una flota más grande.

El cliente de la tienda on-line –el consumidor– tiene un modo seguro y flexible de recibir sus pedidos que se adapta a sus necesidades. En el e-commerce la percepción de seguridad es fundamental y Winding incide precisamente en esa percepción, mejorándola.

Winding, librerías y editoriales

Hace poco dije que las librerías independientes difícilmente podían competir con Amazon en términos de plazo de entrega. Solas no pueden pero si utilizan servicios como los de Winding cubren el tramo final que les separa de la experiencia de compra de Amazon. No podrán competir en precio –al menos a corto plazo– pero debemos recordar que competir en calidad descarta reñir con uñas y dientes por el precio y hay un segmento de público que lo sabe y lo valora.

Otro detalle comercial menor pero importante en términos morales es el trato que Amazon y Winding dan a aquellos que hacen posible su sistema. Mientras Amazon necesita someter a sus trabajadores de centros logísticos a un trato draconiano, Winding ofrece un trato flexible a profesionales que ya trabajan y ya tienen otras opciones. Mientras Amazon crea escasez de manera artificial para llevar el agua a su molino, Winding confía en la inteligencia distribuida entre las tiendas on-line, los mensajeros y los clientes, tanto es así que Jeff Bezos ya está construyendo sus propias flotas y redes de reparto y adquiriendo participaciones en empresas de mensajería.

Servicios como Winding también son una buena noticia para las editoriales; cualquier herramienta que permita competir a las librerías independientes será útil, directa o indirectamente, para las editoriales independientes.

El servicio de Winding es inevitablemente algo más caro que el resto de opciones de mensajería y correo pero añade valor a las tiendas on-line sin coste para ellas. Cualquier librero que quiera competir con Amazon en plazo de entrega ya puede hacerlo. Sus clientes sólo podrán agradecérselo. Los editores independientes, también.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

One Comment

  1. […] van madurando este tipo de servicios. Hace poco comentábamos aquí la llegada al mercado de Winding, un operador neutral que ofrece a terceros el servicio de entrega en el mismo día o a la hora que […]

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