ACUSICA

La semana pasada apareció el Avance del Informe de Comercio Interior del Libro de 2013 (lo encontrarán aquí). Un amable lector me ha pasado el e-mail que la Federación mandó a los medios interesados y los documentos que lo acompañaban con el que algunos periodistas culturales –por llamarlos de algún modo- han pergeñado sus sumisiones.

En este artículo no hablaré de datos, pues los del avance son cada vez más sesgados e interesados con el objetivo de que los mencionados voceros de la corte hagan cumplida difusión. Hablaré de la mentalidad con la que la intelligentsia editorial española se enfrenta a las nuevas realidades y de la falta de ideas que aqueja a la principal institución privada del libro español.

Para la Federación de Gremios de Editores de España la culpa siempre es de los demás. Da lo mismo que el sector viva un auténtico Götterdammerung desde hace más de seis años; en las más de dos mil palabras del documento remitido a los medios –nota de prensa, por llamarlo de algún modo- no hallarán la más mínima autocrítica, el menor atisbo de duda, el más leve cambio de rumbo. Al contrario, el documento empieza así:

El libro sigue siendo la primera industria cultural, pese a la crisis

Para mí gusto sólo ha faltado algún exaltado epíteto florido con la letra eñe, será que los tienen bien puestos pero han estudiado en escuelas de pago. Tras guardarse su desvergüenza en los pantalones la FGEE emprende un paseo argumental que se basa en una frase que puso de moda la primera entrega de Torrente, el brazo tonto de la ley: la culpa es de los padres, que las visten como putas. A diferencia del castizo policía nuestro brazo tonto de la edición es algo más prolijo en palabras y lo que dice se resume en esto:

Los principales factores que incidieron directamente en que continuara el descenso de las ventas de libros en España en un 9,7% en 2013, hasta los 2.708 millones de euros, fueron:

–       La caída del consumo derivada de la crisis económica

–       La ausencia de políticas educativas que conciencien a la sociedad de la importancia de proteger la creación intelectual

–       El creciente aumento de la oferta ilegal de libros electrónicos

–       La elevada fiscalidad del libro digital, gravada con un IVA del 21% frente al 4% del libro en papel

–       La ineficacia de la Administración, a través de la Sección Segunda de la Comisión de la Propiedad Intelectual, en resolver denuncias contra las páginas web que ofrecen obras de forma totalmente ilegal sin el permiso de los autores

–       El descenso, cuando no supresión, de las ayudas a las familias para la adquisición de los libros de texto

–       La reducción de las inversiones en fondos para bibliotecas públicas, escolares y universitarias.

El resto es una simple –y mala- justificación de este resumen. Llama la atención la cifra de descenso del 9,7%. No dejo de recibir información, de libreros, editores y otros profesionales del ramo, más cercana al 15 o incluso al 20% de descenso el último año. Cierto es que la guerra va por barrios, pero es que de barrios muy distintos me llegan las noticias. Los datos y su gestión nunca han sido el punto fuerte de la FGEE. Comentaba Manuel Gil hace unos días la disparidad en las cifras de publicación de libros digitales según la información viniera de la Agencia Española del ISBN o del Avance del Informe de Comercio Interior del Libro de 2013. La discrepancia no está en unas decenas o centenares de títulos –ciertos artefactos estadísticos podrían explicarlo, aunque mal; mientras la Agencia habla de 20.402, el Avance mencionado eleva la cifra hasta los 36.621. Manuel Gil se cree más a la Agencia y yo también, pues en su caso, como decimos en Catalunya, “són fabes comptades”. Entenderán ustedes que con datos como estos no se va a ninguna parte.

La FGEE empieza su lista de siete puntos aludiendo a la crisis económica, a la de todos. Bienvenida perogrullada. Ni una palabra de la crisis que aqueja a edición española desde hace ya un par de lustros, ni una mención que nos haga suponer que han entendido que la casa está patas arriba y unas flores en el balcón no lo van a solucionar. Ni palabra de reformas.

El segundo punto confunde el culo con las témporas, aunque en esas tribulaciones la FGEE lleva ya bastante tiempo. Para empezar lo que dicen no es cierto: si algo tenemos en este país es una política educativa –léase propaganda institucional e industrial- que empezó con esos risibles anuncios insertos en las películas de DVD y tiene su colofón en bajadas de pantalones como la que mencionábamos al principio de este artículo. Se nos repite, desde cualquier gobierno, institución cultural pública o privada, desde la industria y desde los medios de comunicación que la piratería está mal, cosa que comprendería si no fuera porque el mensaje es monocorde, monótono, aburrido, falto de argumentos, quejica, sesgado y torticero. Creo que la gente no se lo cree y por eso no funciona.

El tercer y quinto puntos hablan de más o menos lo mismo pero desde distintos ángulos. Mencionan el creciente aumento de la oferta ilegal de libros electrónicos pero a la vez se olvidan de la parca oferta legal por no mencionar la infame calidad de buena parte de dicha oferta. Aluden a la ineficacia de ese engendro de la Sección Segunda que ellos mismos presionaron para crear –saltándose las garantías jurídicas reconocidas en la Europa continental- y ahora se quejan que su invento no funciona; pues es su problema y con su pan se lo coman. En España hay piratería, posiblemente debe ser combatida con más y mejores recursos, pero también con más agilidad e imaginación que ahora.

Dedicar tres puntos de siete a hablar de la piratería sin mencionar por ningún lado la necesaria reconversión industrial estructural del libro español muestra la necedad, hediondez y embotamiento de ideas que aqueja a lo más esclerótico de nuestra industria en cuyo pináculo encontramos a la FGEE y quienes la gestionan y gobiernan.

El cuarto punto lo dedican al IVA. Angelitos. ¿Dónde estaba la industria hace siete u ocho años cuando era necesario influir en Europa en aspectos tan importantes como este? Yo no estoy de acuerdo en que el IVA de los libros –de papel o digitales- sea diferente al de cualquier otro producto de consumo, pero es evidente que si hace ocho años los grandes de la edición europea hubieran hecho los deberes en vez de gritar, histéricos, ¡que viene el coco!, otro gallo cantaría. También lo tendrían más fácil con los autores si no se hubieran pasado años –algunos siguen cavando su propia fosa- asustándoles con que el libro digital era poco menos que el fin de la civilización occidental. Ahora sudan sangre para lograr la cesión sensata de derechos digitales para la venta con descarga mientras que la negociación de los derechos para la lectura en la nube da para repartir paroxetina a manos llenas.

Resulta curioso que hablen de IVA pero no se les ocurra mencionar que el precio de los libros en España es demasiado alto si lo comparamos con los precios de otros países con mayor tasa lectora y mayor PIB per cápita. ¿Por qué sucede esto? Tampoco parecen muy preocupados en hallar la respuesta aunque la falta de elasticidad del mercado español del libro algo tendrá que ver, digo yo. Esa falta de elasticidad también es culpa suya, no se olviden que la Ley del Libro de 2007 fue un diktat de lo más granado de nuestra industria libresca.

La FGEE dedica los dos últimos puntos a lo que mejor sabe hacer: lloriquear. La disminución o supresión de las ayudas para la adquisición de los libros de texto no es una cuestión ni central ni estratégica. Es obvio que alguien, en la Junta de la FGEE, echó en falta una mención a “lo suyo” y pidió poner algo. Como no sabían muy bien qué, optaron por el comodín del victimismo cuando podrían explicar por qué en la Ley del Libro de 2007 descolgaron el libro de texto del precio fijo, provocando un alza en los precios del libro de texto –es lo que pasa cuando desregulas un oligopolio- que, de no producirse, no haría tan necesarias esas ayudas por las que ahora lloran; también provocó que las editoriales del ramo se dedicaran a saltarse al librero vendiendo directamente a las AMPA contradiciendo, de facto, esa supuesta Love Story que siempre ha unido a editores y libreros –bueno, en la película, al final la chica palma. ¿Alguien tiene un pañuelo?

La Federación se traicionaría a sí misma si no terminara una lista con el ya tradicional “qué hay de lo mío” que tan grandes tardes les ha dado. Resulta que nuestros gobiernos han decidido comprar menos libros, cosa cierta, aunque en el pecado llevan los editores su penitencia. Opino que nunca ningún gobierno comprará suficientes libros pero una cosa es el ideal ilustrado y otra muy distinta parasitar lo público para que compre lotes enteros de libros que no interesan a nadie. La función de la administración no es comprar libros para que cojan polvo en las bibliotecas en vez de hacerlo en los almacenes del distribuidor, es velar por el bien común y a veces eso pasa por comprar menos libros, por mucho que nos duela. No estoy nada de acuerdo con la gestión de la crisis de casi ninguno de nuestros gobiernos, sea central, autonómico o municipal pero recurrir al arribismo ocultando el pasteleo al que se han dedicado durante años muchos de los grandes y pequeños editores –aquí hay para repartir a todos los niveles- es obsceno. Además, tampoco ahí está el meollo del asunto.

No sé ustedes, pero yo ya estoy hasta las suprarrenales de esta gente. Con ellos no llegaremos a ninguna parte y se empecinan en que sin ellos nada sea posible. Sigamos denunciando su incompetencia interesada mientras nos inventamos un camino diferente, el camino de un montón de profesionales del libro que nunca han confiado o que hace años que ya no confían en ellos. No sólo hay vida fuera de la FGEE, la vida está precisamente fuera de ella.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

10 Comments

  1. […] Avance del Informe de Comercio Interior del Libro 2013: cuando la culpa siempre es de los demás | v…. […]

  2. Simplemente lo comparto todo.

    1. Gracias Ángel, por tu visita!

  3. […] los representantes de los editores en un reciente artículo que publica en su blog bajo el título Avance del Informe de Comercio Interior del Libro 2013: cuando la culpa siempre es de los demás. Muy crítico se muestra también Chema García en el artículo que firma en Libros & […]

  4. […] En España, la caída fue del 9,7%, según el informe que publicó en julio la Federación de Gremios de Editores de España. La prensa, en general, ha recibido el informe con indulgencia, asumiendo el diagnóstico del presidente de la patronal, Xabier Mallafré —que también lo es de Planeta—, que atribuye la debilidad a una serie de factores externos, pero no a su negligencia: La crisis, la piratería, la competencia desleal, la fiscalidad, legislación insuficiente para proteger los derechos de autor, la inversión pública, las ayudas al libro de texto… ¡Qué fácil es echarle la culpa al vecino! […]

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  8. […] En España, la caída fue del 9,7%, según el informe que publicó en julio la Federación de Gremios de Editores de España. La prensa, en general, ha recibido el informe con indulgencia, asumiendo el diagnóstico del presidente de la patronal, Xabier Mallafré —que también es managing director del grupo Planeta—, que atribuye la debilidad a una serie de factores externos, pero no a su negligencia: La crisis, la piratería, la competencia desleal, la fiscalidad, legislación insuficiente para proteger los derechos de autor, la inversión pública, las ayudas al libro de texto… ¡Qué fácil es echarle la culpa al vecino! […]

  9. […] En España, la caída fue del 9,7%, según el informe que publicó en julio la Federación de Gremios de Editores d…. La prensa, en general, ha recibido el informe con indulgencia, asumiendo el diagnóstico del presidente de la patronal, Xabier Mallafré —que también lo es de Planeta—, que atribuye la debilidad a una serie de factores externos, pero no a su negligencia: La crisis, la piratería, la competencia desleal, la fiscalidad, legislación insuficiente para proteger los derechos de autor, la inversión pública, las ayudas al libro de texto… ¡Qué fácil es echarle la culpa al vecino! […]

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