yomvi

Uno de los beneficios que suele citarse para fomentar el consumo digital de cultura y espectáculos es que permite eliminar cualquier rotura de stocks. Suele argumentarse que, ya sea mediante streaming o descarga, siempre habrá una copia disponible para ser comercializada. Eso es cierto siempre y cuando uno haga las cosas bien.

Domingo, 23 de marzo de 2014. Partido de futbol entre Real Madrid y Futbol Club Barcelona. No suelo ver futbol –no me gusta demasiado-, pero es una excusa social para reunirme, de vez en cuando, con los amigos. Uno de nosotros tiene contratado el canal Liga de Canal+, incluido en la tarifa de su Movistar Fusion, para ver los partidos de la liga española de futbol. Muchos días su casa se convierte en sede social de una improvisada peña futbolera.

Aunque mediante Movistar Fusión mi amigo puede ver un montón de canales de televisión, de cine y algunos de fútbol, ciertos partidos de la liga quedan fuera del plan. Él decidió contratarlos directamente con el servicio Yomvi de Canal+. Esos partidos no los ve por televisión digital terrestre (TDT), sino por Internet; su conexión Movistar Fusión tiene una velocidad de 100Mb, de sobra para ver cualquier cosa en HD sin cortes, saltos ni contratiempos.

El partido del domingo lo vimos mediante Yomvi, es decir, por Internet. Sentados ya ante el televisor, la cosa no se veía como yo creo que debería. Mi amigo ya está acostumbrado, pero me sorprendió que la imagen del partido no fuera en HD. Bueno, pensé, cosas de la letra pequeña: crees pagar por HD, te confundes, le das demasiado rápido a “Acepto los términos de venta de mi alma y la de toda mi descendencia” porque no quieres liarte demasiado y acabas comprando una calidad media. Hasta aquí podríamos otorgar a Yomvi y a Canal+ el beneficio de la duda. Pero cuidado, que vienen curvas.

No exactamente curvas, lo que vino, cada vez más, fueron cortes. A mediados de la primera parte la imagen empezó a quedarse congelada unos segundos. El sonido también empezó a hacer el tonto, iba y venía. La cosa se mantuvo en términos soportables –aunque inadmisibles para un servicio de pago- hasta el descanso del partido. Al reemprenderse el juego los cortes cada vez fueron más frecuentes y duraban más, hasta el punto de empezar a ver el partido en viñetas de cómic o en un fotoálbum, más que por televisión. Y entonces es cuando todos nos cabreamos –mi amigo, el pagano, el primero. Y entonces buscamos soluciones.

La solución se llamó www.rojadirecta.me. El “.me” es del bonito país de Montenegro. No sé si lo que hace este portal es legal –yo diría que no- y ahora mismo no me importa, pero se dedica a poner a disposición de cualquiera una montaña de canales de deportes de todo el mundo y de forma gratuita. Lo que sí sé es que dejamos de ver el partido mediante Yomvi y pasamos a verlo mediante un canal de un remoto país cuyo idioma no supimos identificar. Y se veía mejor. La imagen tenía la misma calidad y se cortaba mucho menos. La cuestión del sonido la resolvimos con la radio. Para más inri, fue un partido trepidante con siete goles en total. Un mal momento para que un servicio de pago por visión falle.

¿Una rotura digital de stocks?

¿Pero no se suponía que mediante lo digital estas cosas no deberían pasar? ¿No se suponía que pagando por un servicio el prestador del mismo debería garantizar un mínimo de calidad? ¿No se supone que con una conexión de 100Mb todo debería estar resuelto?

Le pregunté a mi amigo si eso que estaba sucediendo era excepcional y me dijo que no. Estaba cansado de pelearse con el servicio de atención al cliente de Canal+. Cansado de que le dieran largas. Cansado que le dijeran que era su problema. Es el único servicio con el que tiene problemas: cuando contrata películas en HD eso no le sucede. ¡Si no me sucede a mí que en vez de 100Mb tengo 10!

Canal+ ha conseguido romper sus propios stocks en un servicio de pago por visión y la única explicación que se me ocurre es que no dimensiona correctamente sus servidores para atender al público conectado. Lo más chocante es que dicho público debe estar suscrito y, por lo tanto, Canal+ sabe, con suficiente antelación, qué medios va a necesitar. Pues ni así, oiga.

Este es un caso de libro de una industria que pasa olímpicamente de aprender de sus propios errores y de los de aquellas industrias que le han precedido: un cliente paga por un servicio –que podría conseguir de forma ilícita- para disfrutar de una mejor calidad de imagen, sonido y fiabilidad y se encuentra con la necesidad de recurrir, no una vez sino de forma habitual, a un portal donde consigue lo mismo pero gratis, porque el producto que ha contratado no funciona bien y reclamar no sirve de nada.

El problema es que este cliente se quemará, la próxima vez –¿la próxima temporada?- que alguien le ofrezca lo mismo –pero le asegure que es mejor– lo mandará a paseo y se conformará con la mala calidad de Rojadirecta, porque, al fin y al cabo, éstos nunca le van a decepcionar: si es gratis no puedes quejarte.

Los clientes digitales son más exigentes que los analógicos, pues la opción ilegal o ilícita suele estar a un clic de distancia. Los productos digitales no sólo compiten con otras marcas en el mercado legal, también lo hacen con competidores ilícitos y me temo que siempre va a ser así porque nunca podremos impedir que alguien instale un servidor en alguna remota república bananera o en algún pequeño país balcánico.

No sólo debemos hacerlo mejor que nuestra competencia: incluso en aquellos casos en que, como en el futbol o la edición de libros, tengamos la teórica exclusiva, debemos tener mucho cuidado en hacerlo mucho mejor que la opción ilegal. Castigar a quienes compran es injusto, es pan para hoy y hambre para mañana. Eso sí fomenta la piratería.

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

2 Comments

  1. […] – Uno de los beneficios que suele citarse para fomentar el consumo digital de cultura y espectáculos es que permite eliminar cualquier rotura de stocks. Suele argumentarse que, ya sea mediante stre…  […]

  2. Yo nunca he descargado nada (ni legal ni ilegal). Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. Que difícil nos lo ponen para ser “legales” y honrados.
    Gracias por tus reflexiones con las que me identifico casi siempre al 100%
    Agustín

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