– Imagen original: Old book bindings cropped.jpg, bajo licencia Creative Commons –

Con el tiempo he leído y escuchado muchos libreros opinando acerca de la digitalización del libro; la postura habitual es la defensa y el verlas venir. El de librero de viejo no es precisamente un perfil profesional que asociemos con la modernidad; es más, su negocio –su oficio-, por definición, es difícilmente digitalizable en ciertos aspectos. Pero ha sido uno de ellos quien ha juzgado con más clarividencia el futuro –o la ausencia de futuro- de las librerías.

Rafael Moral es el presidente de la Asociación de Libreros de Viejo y Antiguo de Castilla y León. En una reciente entrevista en laopinióndezamora.es, cuando le preguntaron ¿Qué futuro le espera al libro con la era digital? respondió lo siguiente:

Es difícil aventurar lo que va a pasar, pero creo que la batalla está perdida por parte del papel, sobre todo en cuanto a libro de consulta. Puede quedar el convivir el libro con el soporte digital sobre todo a nivel de literatura y conservando el libro como un objeto de culto y un espíritu muy romántico. Esto puede terminar siendo bueno para el libro en cuanto que creo que las ediciones que quedarán serán más cuidadas y mejor hechas, aunque quizá más caras también. Pero las librerías como ahora mismo las conocemos van a desaparecer.

¿Lo dijo desde su cómoda posición de mercader de libros que no pueden dejar de ser de papel? Más bien no; cuando le preguntaron si se acerca el momento de reinventarse, respondió:

Por supuesto. Quizá los libreros de viejo subsistamos una temporada más, pero también nos acabaremos reconvirtiendo. Subsistiremos porque tenemos un mercado en Internet de libros descatalogados que la gente no suele encontrar y es lo que nos hace funcionar, aparte de este tipo de ferias.

Y eso fue lo que dijo acerca del futuro y del momento de reconvertirse:

Afortunadamente se ha parado ahora un poco por la crisis y no ha ido a la velocidad que tenía que ir, sobre todo el tema del e-book. La clave está en saber convivir. Seguramente acabemos haciendo libros como en el siglo XVII y XVIII, que eran verdaderas joyas y obras de arte. Quizá sea bueno en ese sentido, aunque así llegará a un público con un mayor poder adquisitivo. Pero la cultura podrá seguir llegando a través de Internet.

Podríamos resumir su diagnóstico en los siguientes términos:

  • Los primeros libros en desaparecer serán los de consulta. Ya está sucediendo, las ventas de enciclopedias y diccionarios acumulan un descenso aproximado del 45% desde 2009 (Avance de resultados del Comercio Interior del Libro, pag. 16)

  • Es posible la convivencia entre el libro digital y el de papel, pero este último entendido como objeto artesano, romántico y de una calidad material muy cuidada, con ediciones más cortas y más caras. La cultura seguirá llegando, pero con el libro digital.
  • Las librerías desaparecerán. Lo harán los establecimientos a pie de calle cuyo principal negocio sea vender libros. Quizás aparezcan negocios basados en experiencias, no en objetos-libro.

  • El librero de viejo sobrevivirá, aunque deberá reconvertirse, aprovechando las posibilidades que ofrece la venta on-line de los libros de papel descatalogados.

El último punto es muy importante. A medida que se vaya extendiendo el uso del libro digital, habrá más libros de papel envejeciendo. Habrá quien los tire, quien los conserve no por su valor como libro, sino como objeto decorativo –una librería aporta a una estancia una atmósfera especial. Muchos, posiblemente, verán una segunda vida en librerías como las de Rafael Moral y llegarán a manos de clientes que los apreciarán.

Es posible que la distancia de Rafael Moral a las librerías convencionales haya permitido un análisis tan acertado. Lo más sintomático es que su diagnóstico sea tan parecido al de los que, desde hace ya tiempo, decimos cosas parecidas. Algo de razón tendremos. 

Posted by Bernat Ruiz Domènech

Editor

2 Comments

  1. Hola, Bernat. La verdad es que me siento completamente identificada con la visión de Rafael Moral, y sin preverlo y por donde he ido pasando he ido “actuando” para eso… bueno, sería complicado de especificar, sobre todo porque habría que nombrara personas o editoriales, empresas, en fin, no viene al caso, y desde mi posición poco puedo hacer, pero en esas estoy casi en un sin querer, así es como lo veo. El caso es que me conforta encontrar su opinión, al menos ya estoy segura de que no estoy “loca”…;)
    Muchas gracias por dejarla aquí.
    Un abrazo

  2. Hola Bernat,

    Algunes idees breus sobre l’entrada:

    1.Rafael Moral apunta que el libro-objeto que sobreviva deberá precisamente crear valor añadido entorno a la experiencia física, material. Esto es precisamente lo que está haciendo Blackie books con su tapa dura, las fajas, la tipografía. Nos lo contaba el propio Jan Martín en una charla en Laie(la recojo en mi blog). Un libro de papel debe ser un ente bonito, si no no tendrá sentido.

    2.Si la cultura, los textos básicos que garanticen la formación de los ciudadanos, se pasarán al digital, ¿cómo tendrán que cambiar las condiciones actuales para que el acceso al e-book sea posible para todos?. ¿Podríamos caer en situaciones de oligopolios flagrantes de empresas de EEUU, por ejemplo?.

    3. Apuntas con razón a que las librerías deberán ser contenedores de experiencias y basar su negocio en aspectos que no tenga que ver tan solo con la venta de libros. Antonio Ramírez, de la central, decía que ni más ni menos que quería que el 25% del porcentaje de venta de la nueva sede en Madrid fuera de este tipo:
    http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/04/01/catalunya/1333310777_947529.html

    Por cierto, ¿qué pensáis de esta nueva y arriesgada apertura?

    Vagi bé!
    Antonio

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